domingo, 20 de febrero de 2011

100 días de clase entre hielo y nuevas recetas

Hola.
Empiezo a escribir en viernes, mi último día de clase antes de nuestras vacaciones de febrero. El domingo salgo para Nueva Orleans. A ver qué me encuentro allí…

Mientras tanto, sigue mi vida rutinaria en el colegio. El otro día en una reunión nos mostraron algunos datos sobre nuestros alumnos:

LCCPS (como llamamos todos aquí al colegio para abreviar), tiene casi 800 alumnos de 15 nacionalidades distintas, y que hablan 20 idiomas o dialectos diferentes. El 53,5% de los niños, no hablan inglés como su primer idioma. Un 36,2% tienen un nivel de inglés limitado.

Otros datos:
-Un 81,8% vienen de familias con ingresos bajos.
-Un 18,6% son niños de educación especial. O sea, que necesitan ayuda de alguna manera para llegar al mismo nivel que la media. Y hay profesores especiales para ello.
-Un 85% recibe la comida a precio reducido o gratis.
-Un 7,6% son de raza blanca; un 38,1% son hispanos; un 22,6% son negros; un 25% son asiáticos; y 7,1% de otro origen.
-El horario del colegio es de 7.30 a 3.30, pero está abierto y hay programas para los alumnos que están disponibles desde las 6.30 de la mañana y hasta las 6 de la tarde. Para algunos, pobres, que tienen padres que trabajan todo el día, las jornadas en el colegio son muy largas…

En cuanto al personal que trabaja allí:
-Somos 92 entre profesores y administración, y un total de 152 si contamos también a los encargados de limpieza, mantenimiento, etc.
-De ellos, un 74% somos mujeres.
-Un 28% son de origen hispano, un 5% afroamericanos (negros), 12% asiáticos y 55% blancos.

¿A que resulta interesante?
Respecto al estado de Massachusetts, los idiomas que se hablan, sin contar el inglés, son: el español en un 69%, el portugués en un 10% (aquí en Lowell hay muchos brasileños), y en un 5% el khmer, o idioma camboyano (y todos parecen vivir aquí, en Lowell).

Y entre toda esa mezcla, estoy yo, claro.
La semana pasada celebramos que llevábamos 100 días de clase este curso, y nos propusieron hacer pósters conmemorándolo, con algo relacionado con el número 100. Yo hice un póster con fotos de mis niños de prescolar sujetando un número cien que luego imprimí y coloqué rellenando las letras (ojalá pudiera enseñároslo para que lo entendiérais, ¡¡y de paso para lucirlo!!), y luego otro para los demás, de 1º a 5º. Cada niño sujetaba un número, del 1 al 100, y debajo de su propia foto escribían el número en español. Quedó tan chulo que me lo han puesto en la entrada, sobre un caballete. Imposible entrar y no verlo. J

Y ya sabéis que en estos 100 días ha ido pasando de todo. Pero siempre hay cosas nuevas. Como sacarle un diente a un niño de 2º. Era mi primera vez. Se le movía una barbaridad, y lo mejor era arrancarlo. Me acordé de mi abuelo, que era el que nos los sacaba de pequeños a mis hermanos y a mí. Pero fue muy fácil porque estaba prácticamente suelto. Hubo un medio-show ese día en clase… Todos los niños queriendo ver el susodicho diente.

Lo malo es que hay un total de 190 días de clase que hay que dar en total, sea como sea. Y hemos tenido 7 de nieve y uno que se fue la luz y no se pudo dar clase. Parece ser que no se recuperan los 5 primeros como yo me pensaba. Hay que hacerlos todos. Por narices. Y si eso significa que nos cojan días de vacaciones, o algún sábado, pues eso. Como parece ser que los profesores no están dispuestos a perder la semana de vacaciones de abril porque algunos ya tienen planes, o por lo que sea, parece que un par de sábados no nos los quita nadie. ¡Qué fuerte! ¿Os imagináis que en España se sugiriese algo similar? Crucificaban al que tuvo la idea. Total, que si vamos al colegio en sábado, la mitad de los niños no han de presentarse. El horario será sólo medio día, y será con algún tipo de actividad especial, no clases propiamente. Conclusión: quedar bien con los políticos como que hemos cumplido y fastidiar nuestro fin de semana. Todo porque le dio al tiempo por nevar un poquito más de lo normal. (*^!!·#hmmfff!!!)

Pero aquí eso es muy normal. Me contaron que hace dos años hubo zonas en que por una gran tormenta se fue la luz y tardaron un par de semanas en poder volver al colegio. Pues eso, a recuperarlo después. La semana de vacaciones de febrero y de abril prácticamente desaparecieron, y hubo clase sin parar hasta julio.

Dicen que el invierno aún no ha terminado, y puede que nieve más, y quién sabe si eso afectará nuestro ritmo de clases… Recuperar después… Vaya manera de fastidiarle a uno la gracia de la nieve y la emoción de despertarse con la noticia de que han anulado las clases.

A todo esto, la nieve que queda ahora es puro hielo, en montones negros ya de tan sucios. Como hoy la temperatura era relativamente alta, se iba deshaciendo muy rápido, y cuando los niños salían al patio, justo al cruzar la puerta de salida, nos teníamos que cubrir la cabeza con el gorro porque parecía que llovía de tanta agua que caía del deshielo.





Esto no es común, pero vaya, aunque no lo parezca es un montón de hielo sucio:



Lo que no comprendo es cómo hacen los tejados planos aquí. Más de uno se ha venido abajo con el peso de la nieve acumulada, y otros para no correr ese riesgo se han tenido que subir y palear también la nieve tirándola a la calle para no tener problemas. Cuando toda la nieve consiga deshacerse, parece ser que el agua acumulada será como si hubiera llovido una barbaridad, y puede que entonces salgan problemas con los desagües. Vamos, ¡todo noticias maravillosas por esos copitos blancos, ¿eh?!

Y para terminar, en una nota más personal, he de decir que aprovecho mi tiempo libre para desarrollar mis artes culinarias. Hace un par de semanas que hice una gachamiga que me llevó más de una hora de remover y remover, pero que quedó en su punto (sólo le faltó una pizca de sal!) y unos amigos quedamos otro día para probar nuevas recetas, y aparte de pasarlo de maravilla, yo hice un pescado rebozado con verduras y salsa agridulce, y una tapa con tostada con queso, huevo, y tiras de pimiento rojo asado y jamón, que fueron un éxito total y me dejaron súper-satisfecha de mí misma y con el ego bien alto.
Acabo escribiendo esta entrada desde el aeropuerto, en domingo, a punto de salir para Nueva Orleans, y deseando cambiar de temperaturas. Estos días aquí está helando de manera brutal.
Ayer estuve en Boston para saludar a un exalumno de cuando estuve en Bedford, en Inglaterra, que anda por aquí. Fue genial charlar con él. Después del año 2000, no lo había visto más que una vez que estuvo en Alicante y también nos vimos brevemente. Pasamos una hora poniéndonos al día de nuestras vidas y simplemente disfrutando de vernos de nuevo. Siempre hemos seguido en contacto, aunque no a menudo, pero seguía siendo el de siempre y me encantó verlo.
Es maravilloso lo fácil que es seguir en contacto con gente que uno ha podido conocer hace muchísimos años, a veces en otro país y en circunstancias irrepetibles. Hay mucha gente por ahí que no he visto en muchísimo tiempo, pero sé que están ahí y sé que para ellos yo estoy ahí también.

La noche acabó en casa de un amigo con más gente a cenar. Si no me equivoco, había una chica de Chile, un par de argentinas, y una uruguaya, o algo así. Estuvimos hablando de las distintas palabras que utilizamos en cada país para expresar lo mismo, y de cómo algunas palabras que para algunos son muy normales, en otros países suenan fatal. Si uno no las conoce, se puede ver en un apuro y hay anécdotas para parar un tren. Fue divertido. Al final cantamos un ratito de karaoke, que fue también muy divertido, y ahí se acabó la noche.
De alguna manera hay que pasar el invierno, ¿no? :)
¡Hasta la próxima!


No hay comentarios:

Publicar un comentario