lunes, 6 de septiembre de 2010

Cape Cod y simulacros

Hola.
Vengo de pasar el fin de semana en la ciudad de Provincetown, en Cape Cod, y en la isla Martha’s Vineyard con mi amiga Shikshya. Ha sido estupendo, a pesar del resfriado que he arrastrado y del huracán Earl, que quiso fastidiar y nos hizo retrasar el viaje al sábado cuando querríamos haber salido el viernes. Pero al final todo salió bien y estoy encantada de la vida.


En el mapa podéis ver en amarillo el estado de Massachusetts. Boston está en el golfo que hay en el centro mismo. Lowell también aparece en este mapa al norte. Cape Cod es el cuerno ése que sale abajo, todo ese trozo de tierra que se mete dentro del atlántico. Provincetown es la ciudad que hay en la puntita de arriba, al final de Cape Cod. Hyannis es otra ciudad que podéis ver abajo, en la costa cerca de las islas. Estas islas están al sur y son fundamentalmente dos: Martha's Vineyard es la de la izquierda, más cerca.


El viaje fue mucho menos planeado de lo que es habitual en mí, porque entre el huracán y que dependía también de lo que Shikshya prefería, que el trabajo estas primeras semanas no me está dejando casi tiempo libre… No hicimos reservas, sino que íbamos decidiendo con un plan en mente, pero sobre la marcha. Todo ha salido de maravilla y estoy deseando hacer más escapadas a otros sitios de por aquí que me quedan por ver.




Fuimos en ferry desde Boston a Provincetown, donde desembarcaron los peregrinos ingleses puritanos por primera vez, huyendo de su país, allá por 1600. La ciudad es muy popular entre los gays. Todo Cape Cod está lleno de playas y zonas naturales inmensas. Visitamos unas dunas de arena, pasamos un rato en una playa del océano atlántico –justo al otro lado, en alguna parte, está Europa…, subimos a la torre erigida en memoria de aquellos peregrinos que iniciaron la historia de este país y visitamos el museo, etc.


Monumento a los peregrinos:

Vista desde la torre:
Vista de una de las calles:
Las dunas:

Íbamos en jeeps como el que se ve en la foto.



Llegando a una de las playas:



Por la tarde cogimos un autobús hasta Hyannis, mucho más al sur, para pasar la noche, y al día siguiente ir otra vez en ferry hasta Martha’s Vineyard. En Hyannis pasamos la noche en unas casitas individuales muy coquetas. Lástima no haber tenido tiempo para más.

Nuestra cabaña:
Vista de varias casitas:

En “la viña”, como la llaman aquí, encontramos una gran oferta con un chico que alquila las habitaciones de lo que fue su casa de veraneo. Nos vino de maravilla. Tenía vistas al puerto y estaba en pleno centro.
Bajando del ferry:
Los coches también han de salir ordenadamente...:

Ésta es la casa en la que nos alojamos:


Tomándonos un vinito con el dueño, en el porche de la entrada:


Vista desde la casa:


Y justo al lado (la foto está tomada también desde la casa) un lugar de comidas muy popular, donde fue Obama un día con la familia: Nancy's. Está siempre abarrotado.


Paseamos por las calles, hicimos un tour por toda la isla y vimos el resto de cosas típicas como un carrusel muy antiguo pero muy gracioso.



Conforme van dando vueltas, pueden coger anillos de una especie de "dispensador". El que consiga el de cobre, tiene otro viaje gratis.


Por supuesto que también hicimos alguna que otra comprilla. Y muchas fotos. Muchas. De donde tienen casa algunos famosos o donde ha pasado el verano Obama y su familia, sólo se ven arbustos o caminos largos. Ni una esquina de ningún tejado. Pero dicen que ahí están…

Todo es muy bonito y estoy contenta de haberlo podido ver, como ya os he dicho. Todo esto lo hemos podido hacer porque el primer lunes de mes se celebra aquí el día del Trabajo, y el colegio se cogió también el viernes libre. Así que hemos tenido dos días de fiesta, y con un clima estupendo. ¡¡¡Yuju!!!

Pero ahora estoy de vuelta, y ya preparándome para la semana. Será una semana fuerte de trabajo, pero también original, de todas maneras. El miércoles es mi cumpleaños. Tendré que ver qué hago. Sólo tengo clase con los más pequeños, así que he pensado que le pondré globos al carrito y me colgaré un cartel que diga: “Hoy es mi cumpleaños”. Y me sirve de excusa para enseñar a los chiquitines la canción de “Cumpleaños feliz” en español, que luego la necesitaremos mucho cuando lleguen los suyos. Y al final del día a ver si nos juntamos unos pocos compañeros y lo celebramos por ahí.

En principio mi regalo va a ser para el próximo fin de semana cuando me vaya a Nueva York a ver la final del US Open de tenis. No sé si jugará Nadal o no. No está nada claro. Pero será una gran celebración de cumpleaños si así fuera, y si encima gana ni te cuento.

Como me pedís que os cuente cosas curiosas de aquí, que comprendo que son más interesantes para vosotros que si tengo cebollas o no (lo sabía pero me apetecía decíroslo), he pensado que os interesará todo lo relacionado con cómo se tratan aquí las emergencias.

En principio los profesores tenemos siempre los miércoles reuniones al final del día, después de las clases. La de la semana pasada fue para instruirnos en lo que hemos de hacer en casos de emergencia. Nos repartieron unas hojas de colores con toda la explicación (cada emergencia tiene un código de un color, así que en una hoja de ese color te dan las instrucciones por escrito), y unas cartulinas roja y verde.

El jueves empezamos ya con un simulacro de incendio. Estábamos avisados, y los niños también. Hay que practicar. A la hora prevista, más o menos, por los altavoces de la escuela nos avisaron del “código rojo”, y entonces todos los niños se levantaron y se pusieron en fila y por clases empezaron a salir, cada grupo por la puerta que le correspondía. Hay setenta mil puertas de emergencia en el edificio. Yo al salir cogí las cartulinas roja y verde y la lista de alumnos y cerré la puerta tras de mí. En el patio, por donde pasábamos, uno de los responsables nos cronometraba. Fuimos en fila india y en bastante silencio hasta un descampado que tenemos al otro lado del colegio. Allí uno ponía a los niños en fila, unas clases junto a las otras, y contaba a su clase. Si estaban todos, levantaba la cartulina verde en lo alto. Si tenía más o menos de los que debía, la roja. Y cuando nos dijeron que ya estaba, pues de vuelta para dentro.

Los profesores de aula tienen unas mochilas con un botiquín y unas mantas de ésas finitas, por si acaso, y se supone que tienen que ir a buscar a su grupo y quedarse con ellos, cuando están en clases “especiales” como es la de español.

Era mi primer simulacro, y lo pude hacer mejor. Pero es que aún no sabía bien cómo se hacen esas cosas. Al salir los quise poner bien en fila, y así retrasé al grupo de detrás, y eso no estuvo bien. Y luego al contarlos ¡me salía uno de más! Porque estaban muy juntos con la fila de los de Kmer. Así que tardé en mostrar la tarjetita verde…

El año pasado no hicimos ni una, y este año parece que habrá más. Tardamos algo más de tres minutos y medio, creo, lo cual parece que está bien. El equipo directivo pareció satisfecho con el simulacro.

Pero un incendio no es la única emergencia que se puede dar. Hay un montón más:

-Puede haber una amenaza de bomba (código naranja). En este caso el que esté al teléfono tiene que mantener la conversación en línea lo más que pueda, sin transferir la llamada ni interrumpirla, y mientras (no sé cómo) llamar al director o a su director de división. (Aquí estamos divididos en varias divisiones, y cada una tiene un director concreto aparte del general).

-Puede haber una amenaza de riesgo biológico, es decir, que haya una emisión de productos radiológicos, agentes químicos, de ántrax,… (Código verde) En ese caso hay que cerrar bien las ventanas, pero las instrucciones concretas las irían dando por el altavoz.

-Puede haber una emergencia que requiera el traslado de algún minusválido. (Código azul).
-Puede que alguien entre en el colegio armado o amenazando de forma violenta, alguien no identificado y que se niega a cooperar. (Código amarillo). Si es muy grave, se avisa a todo el colegio y todas las clases han de cerrarse por dentro con llave, cerrar las ventanas y bajar las cortinas y apagar las luces. Los profesores han de estar al tanto de las novedades que puedan darse a través del email, así que han de comprobar el correo a menudo, y si necesitan algo ponerse en contacto con los jefes directos. Si todos los niños están dentro de la clase, enseñar por el cristal de la puerta la cartulina verde. Si falta alguno –por ejemplo porque estaba en el baño– o sobra, si es que andaba por el pasillo y lo hemos metido rápido en nuestra clase, la cartulina roja, y avisar. Si estaban en el patio, que entren enseguida y se metan en la primera clase que puedan.

-Puede que el tema no sea tan grave, pero que haya que mantenerse dentro de la clase. Código marrón claro. (Aquí a ese color lo llaman “tan” de “bronceado”. Los niños lo piden mucho cuando están pintando. Para mí, de pequeña, ése hubiera sido el equivalente al “color carne”). Se usa, por ejemplo, cuando a algún niño le ha dado algún ataque de histeria y no quieren que haya nadie por los pasillos cotilleando, o tiene que venir alguna ambulancia a llevarse a alguien y lo mismo. Puede ser emergencia climática, algún intruso, etc. En este caso sólo hay que despejar los pasillos y quedarse en esa clase hasta que se dé por terminado el encierro, aunque tocara cambio de clase. No pueden salir para ir al baño ni nada.

Curioso, ¿no? De éstas últimas hubo un par el año pasado. Estas cosas no suceden casi nunca, pero aunque parezca que asustan, y luego en plena crisis uno no sigue las instrucciones al pie de la letra porque se pone de los nervios, pero ayuda el haber tenido unas instrucciones concretas y haber practicado. En España pasa algo de esto y se monta una gorda. Una vez a un niño le dio un ataque de epilepsia en el patio, y no veas el espectáculo.

Bueno, pues hasta aquí. Que tengáis una buena semana. Os dejo con algunas imágenes más de mi fin de semana playero. Son de Martha's Vineyard o de vistas desde el ferry de vuelta.


Acantilados:





Unas gaviotas nos acompañaron durante todo el viaje de vuelta: