domingo, 3 de enero de 2010

Año nuevo... regreso a donde estábamos

Bueno, pues se acabaron las vacaciones. Ya estoy aquí de vuelta. Por cierto, feliz año nuevo a todos.
Os advierto que no tengo mucho que contar, y que ésta no va a ser mi entrada más entretenida. A tiempo estáis de volveros atrás.

La semana que estuve en casa pasó rápida. Sobre todo los últimos días. Me hice una lista con todo lo que quería dejar hecho, y la cumplí: visitas, compras, cosas que llevar en la maleta, papeles que organizar… Por primera vez en mi vida (que yo recuerde al menos), recibí un regalo de Papá Noel. Aunque yo creo que es que los Reyes Magos tuvieron la deferencia de enviar mi paquete unos días antes…

El día 1, de madrugada, empezó mi viaje de regreso. Hace tiempo que anularon el vuelo de media mañana, así que no tenía otro remedio que coger el de las 7.15. Sin novedades. A las 8.15, aproximadamente, ya estaba en el aeropuerto de Madrid, dispuesta a esperar al siguiente, que no salía hasta las 13.40. ¿Restamos? 5 horas y 25 minutos. Da tiempo a desayunar, ir al baño con tranquilidad, pasear, ver tiendas, ver una revista, hacer sudokus, ver el correo con mi super-ipod (eso sí, pagando) y escribir un par de mensajes en Facebook, comer, y ponerse a hacer cola, otra vez.
Pero esta cola era ya de ésas que han impuesto los aeropuertos recientemente a raíz de los nuevos problemas con intentos de atentados. Todos los que íbamos en vuelos a Estados Unidos con Iberia hacíamos la misma cola. Y no son vuelos de 4 personas, vaya. En estos aviones hay dos pasillos, o sea que calculo que unas 8 personas en cada fila, por unas 40 filas en cada avión, hace un total de 320 personas, multiplicado por 4 vuelos distintos, todos en la misma cola, pues ya ni te cuento.
-Control primero: revisar las tarjetas de embarque
-Control segundo: separados hombres y mujeres en filas distintas. En cada una, policías (hombres o mujeres respectivamente) revisan los abrigos y chaquetas, carros, etc., y hacen un cacheo general de cada persona.
-Control tercero: revisión de las bolsas de mano: las abren y las repasan todas.

Conclusión: un retraso de casi dos horas, porque después de estar ya todos dentro del avión, como se te ha pasado la hora, te toca esperar a que te den permiso para despegar otra vez. La frase “armar rampas – cross check” la dijeron tres o cuatro veces las azafatas. Un asco.

Así que con tantas horas de espera y de retraso, y luego el viaje en sí, pues se me hizo pesado el vuelo.
En Boston aterrizamos ya con nieve, y ha seguido nevando todo el fin de semana, aunque poco a poco, pero hay una buena capa. Eso no nos va a impedir tener clase mañana, desafortunadamente.
Otra cosa curiosa fue que en el aeropuerto de Boston, recogiendo las maletas, pasó una mujer con un perro oliendo las bolsas. El perro olisqueó un par de un carrito que había cerca del mío un buen rato, pero luego pasó de largo.
Pero las horas de espera no terminaron ahí. Aún quedaba llegar a la estación de tren, y como era día de fiesta corrían menos trenes, y me pasé casi dos horas otra vez sentada, esperando en la estación. Luego el trayecto en sí… Todo el día.
Llegué a casa sobre las 9 de la noche, que en realidad para mi cuerpo eran las 3 de la mañana. Y me había despertado a las 4 y media, más o menos, con muy pocas horas efectivas de sueño.

En el piso todo seguía como me lo dejé, menos una plantita que la tenía en coma. Pero la regué y ha vuelto a levantarse. Abrí las maletas y todo estaba bien. Me había traído algo de embutido, cómo no, turrón, y algún regalito para los compañeros aquí, aparte de los encargos: unas castañuelas, unos polvos para la cara de una marca concreta, una bandera de España…
Cena y a dormir.

El fin de semana en sí ha sido muy aburrido. No he visto a nadie. De los pocos que conozco, o están aún de vacaciones (ellos que pueden), u ocupados con sus cosas. El sábado fui a comprar alguna cosa que necesitaba. Casi no he salido más.

Ya veis que no mentía cuando os decía que no iba a ser una entrada muy interesante. Y tampoco tengo fotos… Bueno, prometo algo mejor la próxima semana. Seguro que me han pasado muchas cosas. ¡¡Espero que la mayoría positivas!! Ya os contaré.
Un abrazo.