lunes, 5 de octubre de 2009

Salem

Hola. ¿Qué tal?
Ayer estuve en Salem, y me gustó mucho la excursión. No me apetecía nada salir de casa. Hacía muy mal día: llovía bastante. Pero si no me iba me pasaría el fin de semana encerrada en casa sin moverme y era peor. Y sí, me alegro de haber ido. Salem es una ciudad muy bonita. Las calles tienen encanto. Obviamente estando en el mes de octubre, estaba lleno de decoración para Halloween. Fue interesante conocer la historia de los juicios a las brujas que sucedieron en 1692. Es largo de contar, pero el caso es que era una época muy puritana y a la vez supersticiosa, y por las falsas acusaciones de ciertas personas empezó una fuerte persecución de cualquiera sospechoso de ser bruja (o brujo). Ahorcaron a 20 personas inocentes. El juez que llevó los casos se llamaba de apellido Hathorne. Por eso su biznieto, el famoso escritor Nathaniel Hawthorne, avergonzado de aquellos sucesos, añadió una "w" a su apellido para que su nombre no fuera asociado con el del cruel juez.

Cuando Hawthorne era joven, estuvo en una casa que se llamaba "The house of the seven gables". Los gables son los picos que salen del tejado. Le resultó una casa curiosa y le gustó, y se basó en ella para su novela del mismo nombre. Luego esta casa sufrió modificaciones, hasta que una mujer la compró y la quiso adaptar tal y como era descrita en esta novela. Hasta tal punto que en la novela se dice, en cierta escena, que alguien apareció de repente en el comedor. Así que se ingenió la forma de abrir una escalera secreta escondida detrás de lo que parece ser una pared dentro de un armario. La escalera lleva al ático. El caso es que la mujer quiso aprovechar todo esto para que le sirviera como visita turística y así sacar dinero que luego emplearía en unos cursos o talleres para las chicas jóvenes para formarlas y darles más oportunidades. Una tía lista y práctica, ¿no creéis? Y así sigue siendo hoy en día, porque aún hay un centro de trabajo ahí. Y la casa y las vistas son preciosas. Adjunto fotos.

Al final dejó de llover, y eso arregló la cosa bastante porque pude pasear por las calles. Y es que cuando aquí llueve es para rato. No como en España, que te pilla de repente y dices: bueno, me espero aquí a que pare y luego sigo. Además allí me comí mi primer perrito caliente desde que estoy en Estados Unidos esta vez. ¡¡Y estaba de bueno...!!

Para ir a cualquier parte en tren hay que bajar siempre a Boston, y desde allí coger otro a donde sea. Aún tengo que averiguar cómo funciona el tema de los autobuses. El caso es que fui en tren, pero tuve mala suerte con los horarios, y tuve que coger uno a Boston ya tarde, con lo que el de Boston a Lowell era más tarde aún. Llegué a casa a medianoche. Lo curioso fue que estando en la estación, salieron los del partido de Jockey que se había estado jugando: los Boston Bruins contra no sé quién. Un ambientazo, vaya. Todos con camisetas del equipo. Supongo que ganaron. Y es que se ve que el estadio está allí mismo encima de la estación o por ahí.
Hoy es más corto esto porque sigo sin ordenador en casa y escribo esto desde el cole. Espero que sea por poco tiempo. Tengo más cosas que contaros, así que no creo que tarde en escribir esta vez. Hasta pronto.