viernes, 21 de mayo de 2010

De picnic

Hola.
Siguen habiendo días lluviosos, pero la temperatura va subiendo, y algunos días salen ya buenísimos. Me encanta la primavera.

El domingo pasado pasé el día de picnic con españoles. Algunos miembros de Iberia-Boston, han formado la SGaE (Sociedad Gastronómica Española), y han organizado la segunda “tortillada” del año. Cada uno tenía que llevar una tortilla española de cualquier tipo, y cualquier otra cosa que se quisiera compartir. Al final éramos unos 30 en una zona llamada “the esplanade”, junto al río, preciosa.

En otro punto del parque varias bandas se turnaban para amenizar la tarde desde esta famosa "concha":

Lo bueno de este grupo, es que es muy abierto. Aquí hay muchos españoles, y están por muy variados motivos: los hay jóvenes que han llegado hace tan sólo unos meses para hacer algún doctorado en el MIT, los hay que llegaron hace muchos años y acabaron casándose y formando una familia, o siguen solteros, pero les va bien y ya tienen su vida montada aquí, y luego están los términos medios. Así que te encuentras gente joven, familias con bebés o niños ya mayorcitos,… de todo. Y luego están los que no son españoles, pero vienen acompañando a algún español y se unen a la “fiesta”: compañeros de piso o del trabajo, amigos… Así que en realidad acaba siendo algo internacional, pero con predominancia española.


Lo pasé bien, como ya podéis imaginar, porque hacía un día estupendo, estaba en un sitio precioso, conocí gente interesante, y casi todos teníamos algo en común: éramos españoles y por tanto algunas cosas de los americanos nos chocaban por igual. Por ejemplo lo que nos ha costado a todos conocer gente y hacer amigos. Los americanos son muy simpáticos y amables. Pero el que se lleven muy bien contigo no quiere decir que luego te vayan a llamar a casa a charlar un rato. No mezclan. En el trabajo somos todos muy colegas. Pero luego cada uno a su casa. Y así, para nosotros, es muy difícil hacer amigos.

Además si quedan para una actividad concreta, ésta tiene hora de comienzo y de fin. Decíamos por ejemplo, si este picnic lo organizan ellos y dicen “hasta las 3”, a las 3.05 no queda nada ni nadie. Los españoles no podemos poner hora de fin. Otro lo comparaba con una salida nocturna: la frase es “bueno, es tarde, vamos a ir despidiéndonos”. Así, en presente continuo. Porque es que la tarea lleva un rato. No dices “me voy” y sales. Los americanos sí.

Me encantó la definición de una chica, que dijo que los americanos tienen menos “energía social”. La tienen, y es muy positiva, pero se les acaba. Los españoles van recargando y no se nos acaba hasta mucho más tarde. Yo confieso que no tengo tanta “energía social” como muchos otros. También se me acaba. Pero vaya, un término medio.

Hay dos temas que quería mencionar esta semana, que todos sabemos que están a la orden del día en América, pero que no dejan de llamarme la atención:

1. ¿Os he hablado alguna vez del programa “The biggest loser”? Creo que no. Aquí es muy conocido. Se trata de un programa en el que gente muy, muy gorda va a perder peso. Es como el Gran Hermano. La gente que va al programa pesaba al principio 200 kg o más, o las chicas unos 150. Pasan las semanas con unos entrenadores que les hacen tablas muy duras de gimnasia, y al parecer también hay algún médico y les vigilan la comida, etc. Cada semana, de los dos que menos peso han perdido, entre ellos votan y uno se va.

Ya estamos en el final de la temporada, y de los cuatro finalistas uno va a ser el que gane y se llevará una pasta. Muchos de los concursantes son gente muy joven, algunos en los 20, que han estado gordos desde hace muchísimos años, y tienen una vida absolutamente sedentaria y muy limitada: alguno tenía ya problemas para subir las escaleras de su casa. Cuando se ponen a contarte sus vidas, te entran ganas de llorar. El sobrepeso les crea unos complejos grandísimos, y esto les genera una ansiedad que les lleva a comer más. La pescadilla que se muerde la cola. Y al final tiran la toalla y todo les da igual. Pero en el fondo se sienten unos desdichados y quieren que todo cambie. Y ven una salida en este programa. Varios se quejaban de que no han tenido novio o novia jamás. Es muy triste. Así que cuando llegan al programa se lo toman muy en serio. La verdad es que hacen esfuerzos enormes por perder peso, y te muestran las fotos de cómo eran antes del programa y cómo son cuando se van, y el cambio es brutal. No se van figurines, claro está, pero son capaces de llevar una vida mucho más ordenada, y se les ve más guapos, caminan bien… y sobre todo se sienten bien consigo mismos: su autoestima mejora. Lo difícil es volver a su casa y a su vida de siempre y mantenerse ahí. Ése es el verdadero reto de esta gente. Pero muchos lo consiguen.

2. Estas últimas semanas he enviado algunas cartas a los padres de algunos alumnos, y algunas veces pensaba: ¿será ésta realmente la madre de este niño? Porque se supone que aquí las mujeres al casarse toman el apellido del marido, y por lo tanto coincide con el del hijo… No sé. Supongo que no debería sorprenderme, pero es que esto de las familias aquí es un desastre. Poquísimas madres tienen el mismo apellido que sus hijos, porque el padre no es el mismo que el hombre con el que están casadas ahora. Y ahora va y tienen algún otro niño con su nuevo marido, con lo que el niño es hermano de los anteriores, pero tiene otro apellido distinto. Vaya lío. Hay niños con apellidos hispanos porque su padre lo es, pero no hablan ni papa de español porque no viven con él. O incluso madres que hablan español perfectamente, como están casadas con alguien que no lo habla, no usan más que el inglés en casa y los niños luego no saben nada de nada del idioma de la madre, y luego va y suspenden la asignatura porque además son unos vagos desastrosos que no dan ni golpe. Me da mucha pena cuando lo pienso. Tanta mezcla al final hace que uno pierda el sentido de sus orígenes, su lengua, su cultura… Me encanta tener en la misma clase niños americanos y de distintos países de Hispanoamérica, África o Asia. Pero me da lástima que ellos no sean conscientes de de dónde vienen –ellos o sus padres, y no conserven más que su aspecto físico para recordarlo.

Estos últimos días de la semana han sido moviditos en la escuela. ¡Ya parece que lo raro es que no lo sean! Y la semana que viene supongo que lo será también. Están ofreciendo ya los contratos para el próximo curso, y el tema de los salarios es delicado. Van a haber algunos recortes… Además muchos profesores están molestos porque se ha decidido seguir con las clases de repaso de los exámenes MCAS pese a que las pruebas de este año ya han pasado. Eso les quita dos horas de preparación de clases, que antes usábamos los de idiomas y ahora tienen que dar ellos… Yo lo comprendo. No lo esperaban. Pero yo no me quejo, claro.

El miércoles estuve en un curso que me pagó el colegio (otra vez –qué suerte la mía) sobre cómo trabajar con niños difíciles y que trastornan la clase. Tengo unos cuantos de ésos, y los voy a tener toda mi vida. Me enseñaron todo lo relativo a mi materia y cómo impartirla, pero nunca qué hacer cuando no te dejan hacerlo. No estudié psicología, y no es fácil enfrentarse a estas situaciones. Pero no hay más remedio que aprender. Y yo sé que es mi punto débil. He aprendido ya mucho con mi propia experiencia, observando a otros profesores (sobre todo este año), o hablando con ellos y escuchando sus ideas y consejos y sus propias técnicas. Pero aun así, pensé que me vendría bien ir a un seminario en el que me hablara un especialista. Y creo que sí me vino bien. Claro que el hombre también explicó que no existe un botón mágico que uno apriete y ya todo sea perfecto. Niños difíciles y situaciones malas las habrá siempre, pero es bueno tener algunas ideas claras y poderlas poner en práctica. El problema viene cuando el colegio debe tener también algunas estructuras definidas para ayudarte en ello, pero éstas sólo existen en la teoría. En fin, yo espero que sobre todo de cara al año que viene, empezando de cero con los niños y conociendo mejor el percal, sepa sentar unas buenas bases desde el principio que me ayuden a enfocar el curso.

Y hoy ha faltado la profesora de Kmar (para quien no se acuerde, el idioma de Camboya, que algunos niños estudian en vez del español). Últimamente están faltando muchos profesores, porque ya que saben que los van a echar, aprovechan para tomarse libres todos los días que aún les quedan disponibles en el contrato. Así que han faltado tantos que no han podido encontrar sustituto para esta señora, y en la clase de 4º he tenido a los míos más los de kmar. La profesora del aula iba a quedárselos ella, pero como de todas formas íbamos a estar todos juntos porque yo doy la clase ahí mismo, pues le he dicho que no se preocupara, que ya me encargaba yo. Y ha salido bien. Les he enseñado cómo se dicen las asignaturas en español, que es lo que estamos trabajando ahora y que son muy fáciles de identificar porque se parecen mucho al inglés, y luego cada uno ha cogido una ficha e iba por la clase preguntando a los demás si tal o cual asignatura les gustaba o no. Luego lo hemos puesto en común en la pizarra y ellos me iban diciendo qué respuestas habían obtenido. Creo que los de kmar lo han pasado bien y ha sido divertido por la novedad, y los míos igual. Qué bueno.

Acabo. Me ha costado una semana de retraso publicar esto. Me estoy relajando y no me gusta perder la rutina, porque además luego acabo alargándome por tanta cosa que quiero contar de golpe. Sorry.

Sólo añadiré que el sábado que viene llega Claire, mi amiga francesa que conocí en Inglaterra donde ella sigue dando clase. Será la primera visita que yo reciba aquí, y para ella su primera visita a este continente. Así que las dos estamos muy emocionadas.

Espero publicar algo el viernes que viene antes de que llegue, porque luego sí que no voy a poder. Ya os contaré cómo fue la visita después.
Chao.