jueves, 24 de septiembre de 2009

Mi semana de clases








Queridos lectores del blog (Gracias por estar ahí):
Estoy cansada. Llegué el lunes al trabajo fresca como una rosa después de mi fin de semana emocionante de pesca y demás. Pero la frescura me duró poco. Antes no me pasaba, o al menos no tanto, pero ahora anhelo que lleguen los fines de semana. Y la verdad es que no tengo planes ni nada. A lo mejor me aburro como una ostra. Pero la semana se hace dura.

Tenía una mesa desastrada llena de montones de papeles, porque conforme acababa las clases iba dejando el material, y cogía lo que necesitaba para la siguiente clase. Y así se iba acumulando día tras día. Ya llevo dos días quedándome después de las 4 para ordenar todo y preparar las clases del día siguiente. Me relaja tener los papeles en su sitio y pensar que tengo todo organizado, pero tantas horas me tienen agotada. Os parecerá una tontería, porque sé que las 4 para nosotros es muy pronto, pero estar dando clase y andando de aquí para allá sin parar desde las 7.30, no es tan fácil. ¡Y hay tanto pasillo que recorrer cada vez…! Me voy a comprar un chisme de ésos de contar pasos, a ver cuánto camino cada día. Conforme me vaya organizando me irá mejor. He de aprender a dejarme las clases de toda la semana preparadas, pero no sé aún cómo ni cuándo hacerlo.

He decidido seguir con el horario de comidas español. ¡Qué caray! Tengo la costumbre de cenar tarde, ¿qué le vamos a hacer? Sé que es mejor hacerlo temprano, pero no hay manera; no me acostumbro. Así que por la mañana sólo me entra un vaso de leche. A media mañana ya tengo hambre, claro, pero no tengo suficiente tiempo para comer. Después de tres clases seguidas con las que empiezo a las 9, tengo menos de una hora libre hasta la siguiente, y mientras bajas, subes, preparas el material de la clase de después, haces alguna fotocopia o alguna gestión que tienes pendiente… No puedo comer a gusto. Así que me preparo un sándwich como si fuera el almuerzo, con mi fruta y todo. También tengo en un cajón un bote con un variadillo de frutos secos. Eso me aguanta hasta que acabo las clases a las 3.15, y entonces me bajo otra vez a mi mesa, y ahí es cuando como. Tenemos que estar en el colegio hasta las 4 de todas maneras, así que creo que me irá mejor así.

Hoy cuando he vuelto a casa eran casi las 8, y había gente tomándose algo en mesas en la calle, y las ventanas del pub irlandés que tengo al ladito de mi edificio estaban abiertas y salía la música de uno que tocaba la guitarra y cantaba esa música tan típica irlandesa. Cómo me habría apetecido entrar y quedarme un ratito… Pero sola no me hace gracia, y tampoco me apetece beber nada. Pero el ambiente es siempre tan atractivo y acogedor… Ya encontraré la ocasión. Los domingos por la mañana creo que tienen karaoke, porque éste pasado llegaba a mi ventana música de canciones conocidas interpretadas por voces no muy dotadas.

Hace muy buen tiempo. Y yo vine preparada para el frío. Así que llevo tres semanas con el mismo par de zapatos. Lo malo es que pienso que lo del frío tampoco me va a servir porque cuando por fin llegue será demasiado fuerte y mis botas no serán suficientes. Aquí todos me dicen que necesito unas botas para la nieve. Supongo que las llevaré para ir de casa al colegio, y luego allí me las cambiaré por otras para ir por los pasillos, ¿no? Pues va a ser divertido, ir cada día con los zapatos a cuestas.

En fin, os hablaré de las clases:
Tengo de todo: grupos buenos, malos y regulares. O mejor: dentro de cada grupo hay alumnos buenos, malos y regulares. La que me está resultando más agradable, mira tú por dónde, es la de primer grado (como nuestro 1º de primaria). Los niños tan pequeños son una monada, de verdad. Tienen unas caritas muy dulces, y me los llevaría a casa de tan graciosos. Además son muy cariñosos. Te abrazan y el otro día uno hasta me hizo un dibujo. He encontrado un libro con fichas que pueden ir haciendo según lo que les enseño cada semana, y eso combinado con juegos y cosas así hacen la clase muy llevadera. Además estas clases de los pequeños duran sólo media hora. Los de 5 años son parecidos, pero es más complicado porque aún no saben leer y son más inquietos. Tengo tres o cuatro chicos que siempre están jugando a pelearse y es difícil tenerlos atentos. Y a otro le ha costado acoplarse porque se ve que no está acostumbrado a tratar con muchos niños juntos así, y cuando el grupo se revuelve y sube el volumen en el aula, se agobia y se aparta a una mesita del rincón. Ahora ya hace las fichas, aunque esté solo, pero antes se tenía que quedar la otra maestra porque se ponía a llorar. Otra cosa es lo de atar cordones de los zapatos. He perdido la cuenta.

Necesito buscar canciones para trabajar con ellos. En diciembre cuando vuelva me dedicaré a recopilar cds de mis sobrinos y a buscar material que me pueda valer.

Por el contrario, la clase más complicada está siendo la de 7º, por tema de disciplina, pero también porque hay gente de niveles diferentes y tengo que estar dando dos clases a la vez, y por tanto también preparar doble material. Y claro, no es fácil para mí, pero tampoco para ellos que se aburren porque no les prestas la misma atención ni les das la materia de la misma manera. He conseguido convencer a Rafael y Ana para dividir los grupos por niveles (en realidad ha sido gracias a que los otros tres lo han hecho con 8º y les ha ido bien, y al yo insistir han decidido hacerlo también). Pero aún empezaremos a mitad de la semana siguiente. Se me está haciendo larga la espera.

Así que tengo gente trabajadora de los de bajo nivel, y de los de nivel alto, y gente vaga y maleducada de los dos niveles también. Es genial. El otro día una niña se la pasó gritando "I need to pee!!!!!" ("Necesito mear") toda la hora. Digo "gritando" porque es literal. Yo le dije que iría al baño cuando me demostrara que podía estar trabajando y calladita 5 minutos. Pero no hubo manera. Como yo no quise ceder para evitar que utilizara la misma estrategia en adelante y se diera cuenta de que yo me rendía, tuvimos que estar aguantando así los 45 minutos que duró la clase. Fue fabuloso.

A todo esto el otro día se medio-burlaron de mí porque le pregunté a alguien si es que quería ir a "the toilet". " "The toilet?!" -contestaron-. Nosotros no decimos eso. Decimos: "the bathroom" ". Ah, muy bien, lo que me faltaba: el inglés americano vs el inglés británico. "¿Qué no me has entendido? Pues eso".

Pero si fuera cosa del inglés nada más… Estoy enseñando el español también acoplándolo a la forma hispana de hablar, porque algunos lo son, porque los libros están así, y porque sino se hacen un lío, así que es lo mejor, yo creo. Ejemplos de lo que les enseño:
-Objetos de la clase: el pizarrón, la computadora, las crayolas…
-El verbo jugar: yo juego, tú juegas, él juega, nosotros jugamos, ustedes juegan, ellos juegan.

Y por último, la palabra "so", en conversaciones en español, va que vuela. ("So", en inglés, significa "así que, por eso, por lo tanto"). Verdaderamente, comparando una sílaba a las 4 de "por lo tanto", pues no es lo mismo.
Ejemplo de conversaciones:

-Pero no estaba de acuerdo, so yo le dije…
-El niño vio la ficha rota, so entonces vino y me dijo…

La semana que viene vendrán a hacer una inspección. Así que habrá unas tres personas paseándose por el colegio durante 3 días, observando a todos los profesores dando clase. Otra maravilla de ésas que sólo ocurren de vez en cuando. Estupendisísimo.

Mañana vamos a tener una reunión los del departamento de español con Liz, la directora. Nos ha estado rehuyendo porque sabe lo que tenemos que decirle, pero tienen que hacer algo. Nuestras frases más utilizadas son dos cuando hablamos entre nosotros. La negativa es: "no tengo tiempo"; la positiva: "sobreviviré".
Voy a hacer una lista de todo lo que tengo que decirle a Liz. No sé si servirá de nada, de todos modos… Quiero que contraten a otra persona, y que les quiten las guardias a los demás (yo no tengo, gracias a Dios) para que coincidamos en algún rato libre a lo largo del día y poder organizarnos juntos para coordinarnos mejor y repartirnos el trabajo. Ya hay dos a las que se les ha pasado por la cabeza que quieren irse. Si es ese espíritu el que quieren en el colegio, que sigan así. O calidad o cantidad. Las dos no van. Porque encima como el profesor "extraño" somos nosotros, no nos tratan igual que al maestro que tienen durante todo el día en su aula, y se portan peor. O a veces el maestro no ayuda. Nosotros llegamos e invadimos su espacio. No les gusta que estemos en su aula. ¡Toma, ni a mí! Pero no hay otra. El caso es que no tenemos dónde poner nuestros libros, no tenemos espacio en la pizarra porque no podemos borrar lo que hay escrito, o cosas así.
Yo tengo buena relación con los maestros de mis niños y estoy a gusto.

Acabo el rollo de hoy contándoos que ayer me llevaron de compras (como no hay tiendas en el centro sino que hay que ir a las grandes superficies que están a las afueras y aún no tengo coche, he de esperar a ver quién me hace el favor). Cargué de todo para no tener que volver en el más tiempo posible. El caso es que aproveché y ya me compré un par de plantitas y todo. Esto va tomando forma. El sofá ya tiene una sábana que lo cubre (el color no es lo más acertado, la verdad, pero de lo barato no había mucho donde elegir). Lo bueno es que también me compré una mantita y unos cojines y ya queda mucho más resultón. Ahora ya tengo ganas de encontrar un ratito para sentarme en él. Pero las fotos vendrán cuando me llegue una mesa que espero, y a ver si consigo alguna lámpara más. De momento sólo tengo una que me vale para el salón, la mesita del dormitorio o la mesa donde trabajo. La he dejado fija en ésta última, pero me acuesto a tientas.

Hoy os enseño fotos de la fachada del colegio y la entrada, el aula de Rafael donde yo tengo mis cosas (falta la bandera de España), mi mesa de trabajo (la pantalla me la cambiaron y es mejor de lo que aqui se ve) y mi carrito.

En fin, pese a todo lo que he contado hoy quiero que sepáis que la cosa no va mal. Son anécdotas que cuento, pero todo va bien. Es que por la noche se ve todo más negro, pero no es grave.

Besos.

Postdata: Para que salgan los comentarios, después de escribir el mensaje hay que hacer clic en "vista previa", o algo así.

lunes, 21 de septiembre de 2009




El fin de semana

Hoy es domingo. Mi segundo fin de semana aquí en EE.UU., y ya en mi piso, todo casi completo y bien limpio. Parece que lleve más tiempo, aunque cuando pienso en la familia y aún se me hace un nudo en la garganta, me doy cuenta de que no, no han pasado tantos días. Aún es pronto.

Aunque escribo esto hoy, no podré colgarlo en internet hasta mañana desde el colegio -creo que me dejarán (hay páginas que el servidor no abre para que los profesores no se conecten a skype o cosas así desde el trabajo, y no sé si los blogs también estarán vetados!)- y es que voy a tardar un poco en tener conexión a la red en casa. Necesito tener un número de la seguridad social para hacer el contrato, y eso tardará unas dos semanas. Este número es como nuestro DNI. Te lo piden para todo.

Hoy he terminado de limpiar todo el piso. Estoy contenta con él porque he conseguido muchas cosas y lo tengo muy completo por muy poco dinero. He tenido mucha suerte. Además, estoy en el centro del pueblo, en una zona agradable, y tardo 5 minutos en llegar a pie al colegio, y también tengo una iglesia muy muy cerquita.

Ya os enseñaré fotos del piso amueblado, pero antes quiero conseguir algunas cosas que me faltan. Voy haciendo listas. A ver si Georgy me hace el favor de llevarme otra vez a casa de la señora que me prestó los muebles, y cojo una mesa redonda para comer que no me quise traer porque creía que no tendría espacio, pero veo que sí y la necesito. De todas maneras en aquel primer viaje no habría cabido en la furgoneta. Espero que no le importe demasiado. Creo que me podré llevar también un DVD, que espero poder conectar a la tele para ponerme vídeos, pero también para escuchar música, porque me dio un equipo de música estupendo con dos pletinas para cassette, cargador de 5 cds y radio, pero no tengo cassettes, los cds no los lee, y no consigo sintonizar ningún canal de radio… La antena de la tele tampoco coge nada, así que me tengo que conectar al cable, y eso lo haré junto con Internet, así que también estoy sin tele hasta dentro de unas dos semanas.
Con todo lo dicho, de momento estoy cenando en la bancada de la cocina que es muy ancha, sentada en un taburete y con el portátil delante poniéndome vídeos de Friends, que menos mal que lo pensé y me traje varias temporadas grabadas en cd. He calculado que con cuatro temporadas que me he traído, a tres capítulos por día, puedo estar sin tele hasta un mes, o sea que no hay problema.

Tengo una mesa con mis libros y papeles para trabajar. Ya he colocado unas fotos y tengo la tarjeta de felicitación de cumpleaños que me hizo mi sobrina Cristina encima de la mesa. Tengo unos cajones y unas bandejitas para organizar todo mi material. Esta señora me dio además una impresora a color y varios cartuchos de tinta, y de una yard sale de éstas que os comenté me llevé un paquete de papel para imprimir fotos, así que voy a aprovechar mientras dure la tinta y el papel, y me sacaré unas cuantas fotos para acordarme más de mis cosas y mi gente de allá. Estoy contenta con "mi despachito".

El baño está bien, pero los antiguos inquilinos supongo que eran bastante altos, y delante del lavabo hay un armario con un espejo delante bastante alto y cada día me pongo crema y me peino de puntillas, porque sino sólo me veo la parte de arriba de la frente.

En el dormitorio tengo hasta un reloj de éstos que se ve la hora por la noche, pero como la señora (la estoy mencionando mucho, ya veis que me dio de todo) está un poco sorda, el aparato es de éstos que usa como despertador un chisme que pones debajo del colchón y cuando se hace la hora, vibra y así te despiertas. Y los números son gigantescos. Puedes elegir si despertarte con un sonido de despertador normal o con este chisme, así que voy a ver cómo funciona eso porque a lo mejor me mola más que el irritante pi-pi-pi del despertador que siempre me ha molestado mucho. Ya os contaré.

Y en cuanto a la cocina, es lo más completo que tengo, creo, pero como todo, hay de lo que se ha podido conseguir, y con eso nos apañamos. Lo más curioso es el tema de los platos: tengo 2 platos grandes de una clase y 4 medianos de otra, y de un mismo diseño, pero diferente a los anteriores tengo 7 platos grandes, 1 hondo, 2 pequeños, 2 cuencos y aparte un variado de bandejas, cuencos más grandes y tazas con su platito. De todo un poco.

Esta mañana he conseguido quitar las cortinas para lavarlas. Son unos visillos bastante finos, pero no sé si los voy a volver a poner, porque entra mucha más luz en la casa y total enfrente sólo doy a un callejón y veo los ladrillos de la fachada de otra casa…
Las lavadoras y secadoras son comunitarias. Están en el sótano. Bajas con la ropa, la colocas en el tambor, pones las monedas que haga falta y te vuelves a casa hasta que se cumpla el tiempo marcado. Está muy bien.

En fin, lo importante es que ya lo he limpiado todo a fondo, y tengo todas las cosas en su sitio, y un sitio para cada cosa.

Bueno, aparte de eso, he de deciros que este fin de semana he desconectado totalmente de la escuela y me ha venido de maravilla. Hoy voy a ponerme fuerte a preparar las clases de la semana. Pero ayer pasé el día entero fuera. ¡Me fui a pescar! No lo había hecho nunca. Ya veis. Es increíble que haya tenido que venirme tan lejos para hacerlo, pero así es. Lo pasé muy bien. Me fui con Georgy, Sammy (que también trabaja en la escuela) y Edwin (el de casa de Elvira, ¿os acordáis?), y allí estaban el tío de Sammy y un amigo. La mujer y el hijo de Georgy al final se quedaron. Y es que nos pegamos un buen madrugón. Pasaron a por mí casi a las 6 de la mañana. Se supone que los peces pican mejor a esas horas. Nos fuimos a Rhode Island, pasando por Providence, y después a Westport, que está ya en Massachussets. Yo no había cogido nunca ni una caña. Pero fui aprendiendo poco a poco.

La mañana fue fatal. Llegamos a un sitio donde corría mucho viento y tenía mucho frío. Y no picaban los peces, así que nos fuimos a otro lugar al poco rato, y allí pasamos el resto del día. Al principio me lo daban todo hecho y yo sólo aguantaba la caña. No sabía si siquiera me daría cuenta de cuándo picaría un pez. Pero iba dando pasitos, y aprendí a lanzarla yo sola y a manejar el hilo, y hasta me puse yo algún gusano asqueroso de ésos para el anzuelo. Pero pocos, no creáis: sólo por poder decir que lo había hecho, ¿eh? Estuvimos casi todo el día. Creo que nos fuimos a las 5 de la tarde. Pasé la mañana sin que picara nada. Un desastre. Cogía algas, o se me comían el bichito sin enterarme. (Conste que esto también les pasaba a ellos a veces, ¿eh?) Casi iba a dejarlo estar. Pero hete aquí que por la tarde ¡¡pesqué uno!! Fue genial. Adjunto foto que da fe del hecho. Y cogí varios más, pero eran demasiado pequeños y tuvimos que volverlos a echar al agua. También el día fue mejorando, y al poco de pescar mi pez (en la foto con una chaqueta que me prestaron), el sol calentaba más y más fuerte, y acabé en manga corta, y por la noche tenía la cara colorada. Nada grave. Fue divertido porque además, como era la única chica, nueva, novata, y todo, estaban pendientes de que no me faltara nada (pero sin agobiar), y cuando me veían que movía el hilo rápido recogiendo algo del agua todos se giraban a ver: "¡ah!, ¡Amparo ha cogido algo! ¡A ver qué ha cogido!" Una risa.

Por contarlo todo y acabar lo que fue el día de ayer, os diré que por la noche estuve en una fiesta que organizó un nuevo vecino del rellano. Fue curioso. Casi todos los que había eran negros, excepto alguna chica y dos vecinos de otro portal. El piso es más o menos como el mío, aunque con una distribución diferente, pero vaya: salón y cocina todo junto nada más entrar, así que había un montón de gente todos hablando por allí en grupos. Me puse algo de comida y me fui a sentar en el sofá mientras me presentaba a cualquiera que veía e intercambiábamos las típicas frases introductorias y hacíamos breves conversaciones insulsas pero necesarias e inevitables y a la vez de alguna manera agradables. ¿Tienen sentido todos estos adjetivos juntos? En la tele, boxeo. Pantalla gigante. Unos cuantos chicos muy interesados en ello y de cuando en cuando vitoreando alguna acción. Un horror. En una mesa, cuatro o cinco jugando a las cartas. La verdad es que lo cuento y os parecerá raro, pero lo pasé bien mientras estuve allí. La gente es muy simpática, y me gustó haber conocido gente nueva. Además, cuando volví a mi piso, no se oía follón, y tampoco me enteré cuando el resto se fue a casa a pesar de que mi puerta está justo delante del ascensor. Muy correctos todos. Eso está muy bien.

Bueno, se me está haciendo tarde para comer. Os dejo. Hasta la próxima sesión.

martes, 15 de septiembre de 2009

El piso





































Chicos: ya tengo piso.
Ayer firmé el contrato y por la tarde-noche me fui de compras con Elvira. Primero, a un supermercado a aprovisionar la despensa, y luego a otra tienda para trastos varios necesarios en el hogar: planchador, plancha, cubo de basura… ¡¡Hacen falta tantas cosas!! Pero conste que estoy yendo a por lo barato. Me he comprado una plancha por 6 dólares. Elvira dice que parece de juguete, pero a mí me da igual. No estoy dispuesta a gastar dinero en algo que voy a usar tan poco tiempo.

Hoy Georgy (el cuñado manitas que trabaja en el colegio) me ha acompañado a casa de una señora que se prestó para darme muebles porque ella se muda pronto a otra casa también, y necesita deshacerse de muchas cosas que ella no va a poder llevarse o que prefiere comprárselas nuevas. La casa de esta señora está espectacularmente desastrada. Está todo lleno de cajas y trastos por el suelo y por encima de los muebles. Hoy cuando hemos llegado hemos tenido que apartar unas cajas para sacar algún mueble, y entonces ha descubierto dónde estaba su GPS. “Oh, aquí estaba. No lo encontraba así que me compré uno nuevo la semana pasada”. Claro, y acabará comprándose un tercero algún día de seguir en esa casa, porque es imposible encontrar nada. La cocina era lo peor. Aparte de tener el suelo pegajoso, tenía crispis por todas partes: bancada, mesa, suelo…

En fin, tenéis que comprender que en otras circunstancias yo le diría a esta señora: “muy amable, gracias, pero no me hace falta”. Pero son otras, las circunstancias, y Elvira me dijo que podía comprar una tela bonita, o manta grande o algo así para cubrir el sofá, por ejemplo, y hacer así con todo (aparte de limpiarlo yo antes, claro). Y le pagaré algo, pero me dijo que lo que pudiera, porque sino iba a tirarlo, así que no pedía mucho. Elvira me dirá, cuando lo vea, cuánto considera que debo darle. Y a Georgy me ha aconsejado pagarle un tanque de gasoil para la furgoneta por ayudarme a cargar y descargar. El sofá cama es lo que más ha costado, pero ya sabéis que tenéis lugar para quedaros si me visitáis. Ya me aseguraré yo de que quede limpio y bien. (He exagerado un poquito, ¿eh? tampoco es tan grave la cosa. Digo: de la limpieza).

En muebles he conseguido: un sofá cama, un silloncito, una mesa larga que usaré para trabajar porque la bancada de la cocina me vale para comer y tiene dos taburetes, una silla con ruedecitas para trabajar en ella, una mesita para poner junto al sofá, un mueble para la tele, una tele pequeña, un equipo de música, una impresora, un conjunto de platos, cuencos, tazas, bandejas…, y no sé si alguna cosa más. La furgoneta estaba llena, llena. Cada mueble de su padre y de su madre, claro está. Pero el caso es que no me voy a sentar en el suelo, y oye, a mí me sobra, que no es cosa de ir de sibarita en estos momentos. Tengo una casa montada, entera, por bien poco.

La que me alquila la casa es una chica muy maja. Me ha caído muy bien. Me lo explicó todo muy claro, me preparó una hojita con toda la información que necesito: mi dirección completa, los móviles y emails de ella y su marido, lo que tengo que hacer cuando llamen al timbre, etc. También hay una hojita con los números de urgencias de todo tipo. Me ha hablado también de los vecinos. No es un edificio como casi todos los otros que vi, donde eso de alquilar es el negocio del bloque y todos los que hay están en las mismas condiciones, sino que allí los que viven tienen el piso comprado. Creo que es bueno porque se conocen mejor, no están de paso, y cuidan más de las cosas y de portarse bien. Me ha dicho que si organizan alguna fiesta invitan a todos los del rellano. Creo que será una buena forma de conocerlos y hacer amistad. Ya conocí a dos a la puerta del edificio y parecían simpáticos. Y ella dijo que si se me estropea algo que uno (no recuerdo cuál de los que vi, eran dos chicos) enseguida viene y lo arregla, que es muy amable, y que otra chica también estaba encantada de saber que iba a mudarme allí,… Bueno, ya veremos, pero creo que estaré bien.

Estoy en el último piso del bloque. Es un cuarto piso, que en realidad es un tercero porque aquí los bajos los cuentan como primera planta. Os he puesto algunas fotos que otra vez me han salido bastante mal, pero ya os hacéis una idea: está vacío, con las bolsas de la compra que hice con Elvira nada más. Ya reenviaré más fotos del mismo cuando esté lleno de muebles. Los llevaremos mañana a la salida de las clases, y seguramente también me quedaré a dormir allí mañana por la noche por primera vez. Echaré de menos a la familia aquí.

Como veréis en las fotos, es todo como un estudio, donde no se separan las habitaciones. Sólo está la puerta del baño. Bueno, hay dos puertas más, pero una es la de la caldera y la otra no me acuerdo, pero nada importante. Un cuartuchito necesario. Hay una zona nada más entrar para el salón, bastante amplia; más al fondo está el dormitorio. Me han dejado una cama y yo conseguí una mesita en el mercadillo del que os hablé el otro día, por $3. Hay dos “armarios” (=huecos tapados con una cortinita donde han puesto una barra para colgar la ropa con perchas), y en uno hay una cajonera. Y luego está la zona de la cocina, que es muy amplia y me gusta mucho. Tiene una gran bancada para comer, y está muy completa: microondas, cocina eléctrica, horno, lavaplatos, nevera…

El domingo, como os dije, me fui a lo que se conoce como “yard market”. Se trata de que la gente que quiere vender cosas que tiene en casa que ya no le sirven, las pone en el jardín de su casa, y tú vas pasando por ahí, y cuando ves un jardincito con gente fuera y trastos a la vista, te paras y miras a ver si hay alguna cosa que te interese. Yo conseguí una mesita para el dormitorio, como he comentado, y en otro sitio un montón de trastitos para la cocina y cosas así. Me llevé un par de cajas llenas, y pagué $11 por todo.

Tendréis que venir a verme aunque sólo sea por verme la casa. La voy a dejar estupenda. He pensado que haré un “house-warming party” con los de mi departamento. Ya veremos. Estoy ilusionada. Se me nota, ¿no?

Cosas curiosas, os voy a contar tres:
1. Señoras y señores: ¡¡¡¡¡aquí no reciclan!!!!! Cuando quieres tirar la basura, hay unos contenedores en la calle que puedes usar en cualquier momento, pero ahí va todo mezclado: cartón, vidrio, plástico, todo. Si quieres reciclar, me dijo la chica que hay algún tipo de lugar en Lowell donde puedes llevarlo, pero como que está complicado llegar y no es muy normal.
2. Hay un sistema en el fregadero, por el cual tú tiras restos de comida y cosas pequeñas, y eso cae por la tubería y si se acumula mucho puedes darle a un botón para que se lo trague. No sé bien cómo va, pero el caso es que eso está así porque luego en algún lugar se junta todo y se tritura y desaparece, o yo qué sé. Pero la piel de las patatas, por ejemplo, no la tiro a la basura sino al fregadero.
3. Para llamar al timbre desde la calle necesito un teléfono, y abro también marcando un número desde el teléfono. Y si me pongo tele, habrá un canal donde puedo ver quién hay. Forma parte del sistema de seguridad del edificio. Esta señora de antes me ha dado un teléfono, pero es inalámbrico y al final no sé si ha encontrado la base o no. Ya os diré. No hace falta estar conectado a ninguna red. Con sólo tener el aparato, eso ya funciona.

Esto es todo por hoy. Con la mudanza y las clases y todo no creo que vuelva a escribir hasta el fin de semana, pero con esto ya tenéis material para rato. Tenemos la tarde del jueves libre, pero el departamento nos juntaremos a ver si nos organizamos que hay mucho que hablar, y aquí las reuniones de departamento no están previstas en el calendario y eso no puede ser.

Temas rápidos: ya tengo cuenta en el banco, y creo que hoy me han pagado mi primer sueldo. Aún no lo he visto pero creo que sí. Me han puesto pantalla nueva en el ordenador de mi mesa y está preciosa, de éstas planas, y me han conectado el ordenador a la impresora de Rafael y puedo mandar allí las cosas a imprimir. Ya me he hecho amiga del informático, que eso es muy práctico. Mañana le voy a llevar el portátil, que tengo un problemilla. El domingo abrí desde el portátil por primera vez el correo del colegio y tenía ¡¡¡65 mensajes!!! Aquí no hay sala de profesores propiamente dicha y no hay forma de hacer vida social con el resto, lo cual es fatal, así que todo se lo dicen a través de mensajitos. La mayoría no son importantes para mí.
Pero del colegio ya os hablaré otro día. Pa hui ja n’hi ha prou.
Besos.

domingo, 13 de septiembre de 2009

El colegio. Y parte III

Hoy el título está bien puesto. Los otros días quería hablaros de cosas sobre cómo funciona la escuela, pero he acabado contándoos cómo me va en las clases y otras cosas que creo que necesitaba decir antes porque eran temas que tenía yo más frescos en la cabeza.
Pero hoy sí os voy a hablar del colegio en sí:

Lo primero que he de decir es que el colegio está ocupando un edificio que antes era una fábrica. Aquí en Lowell hay mucha industria, y hay muchísimos edificios hechos de ladrillo rojo, y la zona del centro yo creo que está incluso protegida para que los edificios antiguos (para ellos algo muy muy antiguo es del siglo XVIII) se conserven tal cual. El caso es que el colegio es bastante raro. Al principio me pareció laberíntico. Ahora ya sé dónde estoy o a dónde he de ir cada vez, pero no hay un pasillo recto sino que es como si hubieran unido varios, y cada uno tenía el pasillo diferente y vas pasando zonas: ahora uno más estrecho con el suelo en tablas de madera, ahora uno de esta otra manera, y un poco más a la izquierda… Sólo hay dos plantas, así que es muy largo. En la planta baja están los de infantil. Hay de 4 y 5 años. Y luego hay una zona también en la planta baja pero no está conectada con este pasillo, que es donde está el gimnasio y las aulas de español, y donde tengo yo ahora mi mesa. Así que para llegar allí hay que subir arriba, cruzar varios pasillos, bajar abajo y por allí está. Divertido.

Cuando cualquiera entra al colegio, hay que firmar: hay una carpeta para profesores, otra para “visitors” y no sé si alguna más. Me suena que hay tres, pero no sé quién firmará en la otra. Hay que firmar al entrar y al salir, cada vez, incluso si sales del edificio a media mañana y vuelves otra vez. En realidad sólo es poner la hora y las iniciales. También en la entrada, detrás de las escaleras, hay dos o tres barras con ruedecitas con ropa colgada. En una dice que es para cosas que la gente puede haber perdido: bolsas, chaquetas… Las cuelgan ahí y si has perdido algo vas y lo buscas. La otra es ropa gratis que ofrecen por si a alguien le interesa, porque hay familias pobres allí.

En este colegio tienen un sistema curioso: para no perder clase, en el horario están previstos unos minutos que se pueden tardar en el cambio de clase o mientras los niños van a un aula o vuelven de otra, etc. Entonces ellos calculan que para eso se tardan unos 3 minutos. Así que mis clases son: de 9:00 a 9:45, de 9:48 a 10:33, y así. Y encima no suena nunca ningún timbre. Así que me tengo que pasar el día mirando el reloj a ver qué hora es, que no se me pase la clase… Es un lío. No me gusta nada eso. Echo de menos los timbres. Son tan prácticos…

Ni qué decir tiene que hay que ir bien vestido. Uno no debe llevar vaqueros, por ejemplo. Me he comprado ya un par de pantalones aquí, porque entre el límite de equipaje, los vaqueros que no puedo usar, y los que son demasiado calientes para esta época, no tenía más que uno o dos... Elvira mata el tiempo yendo de compras, así que ya he estado en varios sitios y he podido conseguir lo que necesitaba muy barato. Porque eso sí, ella sólo compra donde hay rebajas. Ahora todo lo que se está comprando son prendas de final de temporada, y se las guarda para el año que viene. Así todo le sale baratísimo. Y la verdad es que va siempre perfecta.

Ayer le pregunté que qué me recomendaba que me comprara para el frío. Y ella me dijo que antes de comprarme nada, que viera lo que me pudiera venir bien de su boutique. Su boutique es el ático que tiene lleno a rebosar de ropa, zapatos, bolsos... Aún no he estado, pero parece ser que no cabe un alfiler.

Volviendo al colegio:
Me llamó la atención que en todas las aulas hay un sacapuntas eléctrico. Y de cuando en cuando los alumnos se levantan: “¿puedo sacar punta a mi lápiz?” Y claro, está muy bien, pero alguno lo hace más por pasearse que otra cosa y se le acaba el lápiz en pocos días.

La calefacción aquí en todas partes va por debajo del suelo. No ves radiadores. Y en el colegio está muy fuerte. El caso es que teniendo la experiencia de cuando estuve en Escocia ya me lo temía, pero volví a caer en el error: me tenía que haber traído menos jerseys y más ropa fresca. Pero, ¿quién se lo podría imaginar? Cuanto más frío hace en un país, más fuerte ponen la calefacción. Yo los primeros días lo pasé fatal porque tenía mucho calor. Ahora voy con una camisita fina y se acabó, y porque no tengo mucho de manga corta, pero eso sería lo mejor. Hace falta un buen abrigo para salir, pero en cuanto entras a los edificios, ve quitándote que se acabó el frío. De todas maneras el frío aún no ha llegado. Está haciendo una temperatura muy normal. Lo único es que hace dos días que está lloviendo mucho.

Esto no tiene que ver con el colegio, pero como hay muchos hispanos me pasa cada día, que hablo con ellos y todos notamos las diferencias en el idioma: lo que más me llamó la atención es que algunos, no muchos, pronuncian “l” en vez de “r” en algunas palabras (aparte de decir “s” por “c”, pero con eso ya estamos más familiarizados). Por ejemplo: “le voy a desil que no venga” – “desil” por “decir”. Y así muchas más, a veces no al final de palabra sino a mitad. Pero sólo a veces, porque saben decir la “r”. “Le dio por reílse” (“reírse”). Es muy curioso. Y luego, claro está, el vocabulario. Muchas palabras en spanglish, por influencia inevitable de la convivencia de las dos lenguas simultáneamente: “esto es compulsorio” (del inglés “compulsory”, que quiere decir obligatorio) o “es un asunto controversial” (en vez de “controvertido”, por la forma inglesa “controversial”).

Y otra cosa que me ha llamado la atención aunque no tenga que ver con la escuela, es en el tema de la conducción. Me da la impresión de que aquí eso de ir todos por la derecha no les va. En la autopista hay tres carriles, y yo cojo el que me apetece. Si tú quieres adelantar, pues hazlo por otro que esté libre… No es que sea exagerado, porque sí que se respeta un poco, pero no es algo tan definido como a lo que nosotros estamos acostumbrados.

En fin, os dejo ya. Hoy es domingo y me van a llevar a un mercadillo donde parece ser que cada uno saca a la calle lo que sea que ya no le sirve, y puedes encontrar buenas ofertas. Creo que ya tengo apartamento, pero eso ya os lo cuento otro día. Le he dicho a Elvira que no me programe nada para hoy por la tarde que tengo que trabajar y preparar clases. Sino, está tan pendiente de mí que no me da ocasión para ello!!

Espero que en Ibi hayáis pasado buenas fiestas y que no haya llovido y que Esther saliera guapísima. Seguro que sí. Por favor, mandadme fotos. Quiero enseñárselas a la familia aquí también, así que si tenéis alguna de las escuadras completas, o de alguna así con perspectiva donde se vean varias escuadras bajando por la calle a la vez, o alguna así. Pero luego, para mí, fotos de vosotros, de todos, y de los niños. Y me contáis, ¿vale?

Posdata: Saginosa: ¿quién eres? Dame una pista o preséntate directamente. Tengo una intuición, pero no estoy segura. ¿Tienes un blog de cocina?

jueves, 10 de septiembre de 2009

El colegio. Parte II







Hola a todos. Muchas gracias por vuestros mensajes. Esto de internet es genial, de verdad. Estoy muy contenta de que me estéis escribiendo comentarios, y emails también. Me he emocionado y todo.

He de tranquilizaros hoy, porque todo va mucho mejor y eso que sólo ha pasado un día. Ya veis. He hecho grandes avances en la escuela: para empezar: ¡¡¡mis alumnos tienen libros!!!! Bueno, los de 6º y 7º tienen uno para cada dos, y los pequeñitos no usan, pero los otros dos grupos tienen uno cada uno. Es fantástico. Así que hoy he dado clase con bastante normalidad. Les he dado un test de nivel muy sencillo de hacer porque necesito conocerlos y tengo hispanos pero con niveles distintos de español porque algunos lo hablan en casa, otros no, y también tengo niños que no lo han estudiado en la vida. Todos juntitos. Lo único bueno de eso es que el ratito que los he tenido haciendo el test han estado en un silencio sepulcral. Pero cuando eso ha terminado hemos vuelto al ambiente normal, y en este ambiente hablan demasiado. He de trabajar el tema de la disciplina.

Me he hecho con un carrito. Es como un trolley bajito, negro y tiene bolsillos por fuera. Un día le hago una foto y en el próximo comentario os lo enseño. Como he de ir por las clases con los libros y todo, ahí coloco mi material y lo voy arrastrando mucho más cómodamente. Se lo vi a Ana, mi compañera, que es cubana, y me copié. Lo malo es cuando hay que cargarlo escaleras arriba y abajo.

También tengo ya una mesa. En realidad me la he puesto yo, pero es que había una en el pasillo, y a última hora he dicho: "se acabó, me la entro yo misma". Me he puesto en el aula de Rafael (portorriqueño -por eso de que conozcáis a la gente mejor), porque es más espaciosa y tiene ventanas. Además tiene microondas y una neverita para dejar la comida cada día. Uno llega con su bolsita y lo deja ahí y cuando quiere se lo come. Tenía la posibilidad de ponerme en otro sitio, también compartido, pero era un cuarto sin ventanas, y estaba lejos de Rafael y Ana y no me gustaba. Ellos dos dan clase a los mismos grupos que yo, y así podemos hablar y comentarnos cosas sobre las clases, darnos ideas, etc. En el departamento somos 6: tres de primaria y 3 de escuela media (aunque los de primaria están dando a 8º grado y nosotros a 5 años - No me preguntéis porqué). El caso es que todos los de 7º grado, por ejemplo, tienen clase de español a la vez. Hay tres grupos. Pues uno para cada uno. Así que prácticamente tenemos nosotros 3 el mismo horario, grupos y todo. Los otros tres están en otra zona, y casi no los veo. Bueno, los otros dos, porque la tercera será una chica que empezará el lunes. También es española.

Lo malo es la ubicación de estas aulas. Como dice uno de ellos, en esta escuela presumen de que dan mucha importancia a las lenguas, pero en realidad somos los últimos en todo. Y estas aulas son un ejemplo. Están bastante lejos del resto. Además, yo tenía inicialmente un aula propia, al lado de la de Ana, y una sustituta había estado dando clase allí y había puesto pósters en las paredes y todo, pero al final se la dieron a la profesora de Kmar, el idioma de Camboya que también se estudia aquí. Eso por llegar después. Si la culpa es mía...

Ya me voy sacando las castañas yo sola del fuego porque es la única manera. Georgy es cuñado de Elvira, y trabaja de jefe de mantenimiento aquí. Así que le he ido a buscar directamente a él y enseguida me ha arreglado los cajones de la mesa que no abrían, me buscará una silla mejor, y le he dicho que si me consigue un ordenador - pero como no me ha entendido me he corregido: una computadora, para mi mesa. Porque eso sí, cada uno tenemos nuestro ordenador con acceso a internet. Y él me lo gestionará.

Ya me he hecho mi carpetita con fundas de plástico por cursos; ya sé hacer fotocopias (hay máquinas repartidas por el edificio y tú buscas una libre, le marcas el código y te las haces solita -¡qué bueno!). Tengo lápices, bolis, celo, grapadora, clips folios... ¡¡de todo!! Hasta una máquina de hacer agujeros para colocar las hojas en las carpetas de anillas. Para los que me conocéis, os podéis imaginar que organizar mi carrito del material esta mañana y la carpeta con los separadores, todo bien bonito, me ha animado mucho y se me han olvidado mis penas.

Pero claro que sigue habiendo mucho trabajo por delante. Tengo que planificar el curso y ver cómo lo voy a enfocar todo, y eso aún no lo he hecho. La maestra del grupo de 5 años habla bastante español y me ha dicho que si quiero puede ayudarme con la clase y hacer actividades conmigo, que ella dio español mucho tiempo. Así que eso también es bueno.

Las fotos que adjunto hoy no son muy buenas, pero os las enseño para que veáis lo curiosas que son las cosas aquí: las escaleras tienen una barandilla en el medio para que todos bajen por un lado y suban por el otro. Y la función de las dos puertas es la misma, lo que pasa es que eso es más fácil saltárselo cuando no hay nadie que te vea. Pero lo de las escaleras es terrible. Los niños van todos juntos en fila a todas partes con la maestra. Si coincides en que están bajando las escaleras en ese momento, ten paciencia, porque lleva su tiempo que bajen todos -sobre todo si son muy pequeños y les da por bajar todos los escalones dando saltitos-, y mientras, tú estás viendo el otro lado vacío, no pasa ni un alma. Pero te tienes que esperar para bajar por el lado correcto, sino das mal ejemplo...
Qué te pareix? La otra foto es de uno de los pasillos, simplemente.
Otro día os contaré más, que hoy ya me he pasado. Pero conste que me quedo con las ganas. Me estoy haciendo una lista con las cosas que quiero decir porque hay detalles curiosos que te llaman la atención cuando los ves, pero luego se te olvidan.
Bueno, ¿os quedáis más tranquilos? En una de las conversaciones con Rafael, el de español, cuando aquel día malo mío me dijo que no querría que me fuese (eso les faltaba, ir quedándose sin profesores a mitad de curso, encima), yo le contesté -porque fugazmente, pero confieso que me vino a la cabeza- que creo que no soy de las que se rinde tan fácilmente en ese tipo de temas. Puede que no repita, pero este año lo paso entero, o me defraudaría a mí misma. Y no. Como dice el Dúo Dinámico: Resistiré.
Bona nit.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

El colegio. Parte I


Hola a todos:
¡¡Tengo tantísimo que contar y tan poco tiempo!!
Han pasado muchas cosas estos dos días, y por eso tengo la sensación de que en realidad han pasado semanas desde la última vez que escribí.
Estoy cansadísima, porque aunque no lo quiera creer, sigo afectada por el jetlag: a las seis de la tarde estoy bostezando, y a las tres de la mañana con los ojos bien abiertos.
La jornada en el colegio es también agotadora. Pero es que al salir, hay que ponerse a hacer otras cosas, y llego tarde a la casa con tiempo sólo de cenar e ir a dormir.
Ayer me compré un móvil. Mañana iré a abrirme una cuenta en el banco, y por la tarde un chico me acompañará a ver pisos. Además seguramente me compraré un coche de segunda mano. Elvira envió un email a todo el colegio diciéndoles que yo había llegado y que estaba buscando esto y lo otro, y la verdad es que mucha gente ha respondido ofreciendo cosas: un hombre vino a verme para quedar conmigo en ver coches, que me harían un precio especial; otra señora va a cambiarse de casa, y me dejaría un montón de muebles a buen precio (porque parece que el piso que alquile está sin amueblar, que es lo más conveniente); y así muchos más. Y cuando me cruzo con cualquiera por los pasillos todos me paran para presentarse y saludarme y desearme lo mejor. Son muy majos.
Sigo en casa de Elvira. Ella prefería que me quedara y estaba feo que yo le dijera otra cosa, porque además así ella me puede acompañar a hacer todas estas gestiones. Pero por otro lado también tengo ganas de encontrar pronto mi espacio para deshacer las maletas y poder salir a comprar o qué sé yo. Hay que dejar que el tiempo siga su curso y se vaya aclarando todo poco a poco. Pero aquí en la casa ya casi no cabemos: está el matrimonio, Edwin -el chico que les ayuda- y yo. Han llegado su hermana, marido y niño que se van a mudar a este estado, y están buscando casa, y mientras tanto estarán también con nosotros. Y hoy me ha dicho ella que el viernes se quedarán dos gemelas, nietas suyas, a dormir. ¿Dónde? Yo no sé.
En fin, el colegio, que es a lo que iba:
El primer día fue bien. Estuve sólo en la mitad de las clases porque tenía otros asuntos que resolver, y las clases a las que fui estuvieron simpáticas porque básicamente me presenté y les hice que se presentaran ellos y cosas así. Les dije que era mi cumpleaños y me cantaron Cumpleaños feliz. Fue divertido. Me acompañaba otra profesora siempre.
Hoy ha sido otro mundo. Ya iba yo sola y hacía el horario completo. Doy 6 clases al día. Es el mismo horario los cinco días de la semana. Y doy clase a niños de 5 años, de 1º, 4º, 5º, 6º y 7º. Es decir, 6 niveles distintos, y algunos de los grupos, como veréis, de edades tremendamente bajas.
No tengo mi propia aula, porque el colegio no da para más. Hoy han decidido que van a partir la cafetería en dos para sacar una clase más. Así que yo voy vagando por las aulas de los demás profesores. Como las aulas son de cada profesor, ahí tienen su propio material, y a veces se quedan dentro mientras yo doy la clase porque están trabajando en sus cosas.
Además, no hay mesa del profesor delante de los pupitres de los alumnos. Tú estás de pie frente a ellos. Así que la mesa del profesor está en otro lado de la clase, y no tengo donde dejar mis libros. O lo llevo en la mano o tengo que cruzar la clase cada vez. No me gusta nada de nada eso.
Me había preparado las clases empezando la primera unidad del libro. Pero resulta que los niños no tienen libros!! No traían ni libreta muchos. Les he dicho que se traigan una. Eso fijo. Pero los libros los da el colegio. Problema: no hay para todos. En dos de los cursos, aún no creo que tenga
para nadie. Tengo que seguir averiguando a ver si consigo al menos uno para cada dos. Sino no sé cómo lo haré.
Empiezo la mañana con 3 clases seguidas sin descanso, y la verdad es que no he quedado muy satisfecha. Y viendo que hay tantas cosas que aún no sé cómo funcionan me sentía muy mal: por cómo son las cosas, cómo me salieron las clases, la disciplina de algunos alumnos o grupos y el no saber cómo puedo reaccionar ante ello... He bajado a la clase de Rafael, el que coordina las clases de español, y estaba también Ana, otra chica también del departamento. Y me he desahogado con ellos y les he dicho que me sentía fatal. La verdad es que se han portado muy bien conmigo y el resto del día ha ido mucho mejor. Ana me ha dejado lo que había preparado para su clase de primero, y lo he usado en ésta y la de 5 años. Y es que son tan pequeños!! No saben ni leer. Necesito mucha preparación para esas clases y yo no estoy formada para eso!!!
Ellos también se quejan de que no es fácil. Tenemos tantas clases que no hay tiempo para preparar bien las cosas.
Me ha dado un cuento sobre las palabras "grande" y "pequeño", y una bolsa llena de objetos similares, en tamaño grande y pequeño. Y no salió mal la cosa. Los de primero han resultado muy agradables. El caso es que todos son niños encantadores, pero uno ha de ir preparado para enseñarles cosas de provecho, y eso no es fácil. Los de 4º también me han gustado.
En fin, ya veis que hay mucho que contar. Lo haré poco a poco. Y conforme me sitúe veré las cosas mucho mejor.

La foto es del autobús típico que sale en las películas. Es tal cual. Hay un montón por cada escuela. Llevan una señal de stop en el lado izquierdo de la parte exterior, y si se extiende, los coches que pasan por el lado contrario de la carretera han de parar también.
Mañana, la segunda parte. Me ha quedado mucho pendiente.

lunes, 7 de septiembre de 2009

La llegada


America, here I am!!
Ya he llegado. Como estaba previsto, ayer domingo pasé el día de viaje. En total, desde que salió el primer vuelo por la mañana a las 8.30, hasta que llegó el último a las 6.30 (hora local – en España son 6 horas más), suman 16 horas de viaje. Pero teniendo en cuenta que me levanté a las 5.30 y me acosté sobre las 3 de la mañana de España, pasé casi un día entero despierta vagando por ahí.
Todo fue bien, excepto que en Madrid me di cuenta de que me faltaba un documento que acompaña al visado y que yo había metido en una de las maletas que facturé. Me dejaron viajar, pero en Filadelfia, donde hice escala, tuve que sacarlo y pasar por seguridad para que me dejaran seguir después hasta Boston.
Hay que ver la de controles que hay que sufrir. Me pregunto yo: si ya hemos pasado toda clase de controles para coger un vuelo, y no hemos salido del aeropuerto, ¿por qué volver a pasar más en el siguiente aeropuerto? Son ganas de incordiar y obligar a hacer más y más colas. En uno de ellos, por primera vez, me tuve que quitar los zapatos.
Y en Filadelfia, que tenía dos horas y cuarto entre un vuelo y otro, entre el control de inmigración porque era el primer aeropuerto americano que pisaba, y con el tema del papel que me faltaba, coger las maletas –porque allí todos tenían que cogerlas para volverlas a facturar a continuación cada uno al destino que fuera– y demás controles, tuve el tiempo justo para coger el siguiente avión.
En fin, mis dos maletas, bolsas de mano, mi resfriado y yo, llegamos finalmente a Boston sin incidentes ni retrasos. ¡Bien! En el aeropuerto me recogió una amiga de Elvira que me trajo hasta su casa, aunque ella llegará hoy. Elvira es la que me hizo la entrevista y me contrató. Trabaja en la escuela donde yo voy a estar.
Vive en una urbanización con casas de dos plantas todas igualitas, monísimas, con jardín delante y vistas a un mini-bosque detrás. La mayoría son gente jubilada. Tiene una casa de esas de revista, con todos los muebles super clásicos. Mi dormitorio tiene una cama altísima (hay un taburete con dos escalones de madera para llegar) y un dosel. En la urbanización hay una pista de tenis, y una casa común para toda la urbanización con sala de aparatos para hacer deporte, mini-biblioteca, sala para fiestas con cocina, y piscina climatizada. Casi res.
En la casa me esperaba Edwin, un señor que trabaja aquí. Es de El Salvador. Es muy majo. Me llama Amparito. Sólo hace dos años que está aquí y casi no habla inglés, pero no sé hasta qué punto lo aprenderá nunca, porque aquí todo tiene versión en español: hay canales de la tele en español, cualquier servicio te da la posibilidad de elegir el idioma en el que quieres que te atiendan, y mucha gente es hispana o ha estudiando español, con lo que puede entenderte en ese idioma.
Elvira llegará esta tarde y supongo que me llevará al hotel donde pasaré la semana hasta que encuentre piso. Seguramente me quedaré en Lowell. Aún no he estado allí.
Será mi próximo destino y estoy deseando llegar.
Por cierto que mañana, día 8, será mi primer día en el colegio (hoy lunes aquí es fiesta: el día del Trabajo). Así que a todos los que me presenten les diré que es mi cumpleaños. Al menos, aunque estaré lejos de casa, ¡recibiré muchas felicitaciones! Espero que no sea un día muy duro…