domingo, 7 de marzo de 2010

Noche de Oscars

Hola a todos:
Os escribo con la tele encendida, a ver cuándo empiezan a llegar las “estrellas” a la alfombra roja. Es la primera vez que podré vivir la ceremonia de los Oscar en directo. Supongo que se me hará larga y pesada, y mejor, porque así ya no me pasará más eso de desear estar aquí para verla. Supongo que ahí también se comentará mucho eso de que como han cambiado el sistema de votaciones para la “Mejor película”, puede haber muchas sorpresas. Esto promete.

Se acabó el reportaje sobre San Francisco, como ya sabéis, lo cual significa que desde hace ya dos semanas he vuelto a la rutina de mis clases y mi vida en Lowell. Lo siento, pero eso es lo que toca volver a contar aquí, aunque no sea tan interesante… Lo único que no os conté fue que estando allí vi en directo cómo Tiger Woods pedía perdón a todo el mundo en televisión por lo que hizo hace no tanto tiempo. Seguro que vosotros también lo visteis. Increíble la cobertura que tuvo. Apareció en casi todos los canales en directo, con comentaristas que luego analizaban las palabras del deportista. Me pareció algo realmente curioso. Pero en fin, esto es un aparte.

Veréis: en cuanto al colegio, os he de decir que por fin se hizo aquella votación que iba a decidir el futuro próximo del mismo. Finalmente, el consejero y su equipo votaron que permanecerá abierto pero sólo como escuela primaria, es decir, hasta 4º grado, y con una reducción considerable en el número de matriculados. Tienen un año para ponerlo en práctica: en principio la idea es que el año que viene reduzcan hasta 6º grado, y que ya para el siguiente eliminen estos dos últimos grados también.

Los de la empresa Renaissance, que se harán cargo de la administración, ya están por la escuela y van tomando el mando poco a poco. El otro día hubo una “feria” en Lowell donde diversos pueblos o colegios ofrecían puestos de trabajo a profesores de cualquier asignatura. Había mesas, y ellos anunciaban los puestos que tenían disponibles, y si veías que había alguna posibilidad según tu perfil, dejabas el curriculum. Bueno, pues fueron un montón de profesores de mi colegio. Yo fui también, y me resultó curioso. Era todo para el sector público.

Y así seguimos.

Lo mejor de la semana fue el otro día con 1º. Desde hace un tiempo voy a las clases con un carrito amarillo. Creo que ya os lo conté. Tengo dos siempre preparados: uno para las clases que tengo con los mayores por la mañana, y otro para las de los pequeños. Así llevo siempre todo el material que me hace falta, sin tener que buscarlo cada vez –coloretes, tijeras, pegamento, hojas, y demás. Bueno, pues a varias niñas de 1º les encanta llevarme el carrito hasta la clase. Están asomadas a la puerta del aula, y en cuanto me ven asomar por el pasillo corren para cogérmelo. Los demás profesores de español que también van a sus respectivas clases, se ríen. El otro día coincidieron varias niñas a la vez a cogerme el carrito, así que una se encargó de eso, otra cogió la campanita que llevo dentro y la llevaba con las dos manos como si fuera un tesoro. Y de repente… la otra niña que ya no tenía nada más que llevar, se puso a darme un masaje en los hombros. Cuando me di cuenta me entró la risa floja y casi llego a mi silla. Fue muy divertido.

Y otra cosa buena que me pasó fue Zori, la voluntaria que nos echa una mano a los de español en algunas clases. Os la he tenido que mencionar, pero no mucho. Es una señora encantadora. A mí me ayuda con los de Kindergarten, y me hace un papelazo controlando a los más revueltos del grupo. El otro día, de propia iniciativa, se llevó a uno a Julie, la jefa de primaria. Pero luego, entre clase y clase, también se queda en el aula de Rafael y mía y nos da conversación, y nos reímos mucho. Es puertorriqueña. Le gusta cocinar, y a veces nos trae algo de comer a la hora del almuerzo. El otro día se presentó con una cafetera, café, azúcar, crema, chocolate (porque le había dicho que no me gustaba el café), pan, mantequilla y queso. Y vasos, servilletas y de todo. Nos lo ha dejado allí para irlo usando. Es un cielo de mujer.

Esta semana pasada otra vez los alumnos tuvieron pruebas para los Mcas, que seguro que de tanto oírlo ya os acordáis de lo que es. El otro día comentábamos que aquí parece que en vez de enseñar a los alumnos, lo único que parece preocuparles es conseguir que pasen los exámenes con la mayor nota posible. No hacen más que reuniones diciendo que la media de los resultados de estas pruebas era de x % y que hemos de subir no sé cuántos puntos para alcanzar el porcentaje “y”. Lo curioso es que después de aquello que os conté de la Super-Mcas Woman y todos los teatritos que montaron, los resultados bajaron un montón. No sé qué inventarán para la próxima vez.

Aparte de la escuela, este fin de semana ha sido la mar de cristiano, mira tú por dónde. Ana me invitó a su iglesia (adventista) porque iban a bautizarse dos personas, y sería más interesante que ir cualquier otro día. Y realmente fue curioso. Los bautizos son por inmersión total. Eran un chico y una chica, y tras unos himnos, un sermón y alguna oración, el pastor se metió con traje y todo en la piscinita que había al fondo, y luego una primero y otro después, ellos con una especie de chubasquero para no tener que llevar ropa y así no mojarla, entran también. Tras unas palabritas, el pastor los mete dentro del agua cabeza y todo.


Es una iglesia brasileña, así que todo fue en portugués. Pero están muy preparados, y tenían en cada banco unos aparatitos para que si viene gente de fuera puedan ponerse unos auriculares, y un traductor al fondo, desde la sala de control, te va contando lo que el pastor dice. A mí me dieron unos, y ayudó mucho.

Luego hubo una comida en una salita que tienen abajo. Las suelen hacer en plan buffet para que sea más rápido y cómodo, y cada uno prepara una cosita. Todo estaba buenísimo. Enfrente de mí había una mujer que me hablaba rapidísimo en portugués y a la que prácticamente no entendía nada, pero intentaba darle las respuestas breves que pudieran corresponder a lo que creía que me estaba contando, combinado con unas sonrisas. A cambio, yo le contestaba en español, y creo que ella me entendía lo mismo que yo a ella. Muy divertido.

Otro chico, el marido de la que se bautizó, que estaba también en la misma mesa, dijo que este verano quería probar a hacer eso de tirarse en paracaídas desde una avioneta. Es algo que yo siempre he pensado que me encantaría hacer. No sé. La sensación de que luego me entra el canguelo y no sé si me atreveré de verdad, pero el tema siempre me ha atraído.

Por la noche fui con Mónica con la gente de su iglesia –también cristiana pero otra variedad– a lo que llaman una “cena progresiva”. Consiste en cenar en casas diferentes: todos nos juntamos en una casa para tomar unos aperitivos, luego en otra para el plato principal, y luego en otra para el postre. Mónica, otra amiga que invitó y yo éramos las más jóvenes. Lo pasamos bien. En cada casa había que buscar fotos u objetos descritos a base de pistas en un papelito, y el que más adivinara se llevaba premio. Ganamos nosotras. También hubo un par de premios más a otros grupos. El premio era un vale para Dunkin Donuts de $10. Y por supuesto hubo algún ratito de oración. Estuvo original.

Y un par de breves:
-Sam se ha ido. ¡Qué lástima! Ha encontrado un trabajo en el que le pagaban más, y claro, lo ha cogido. Pero se ve que sigue viniendo también aquí por las noches. Así que trabajo doble.

-He recibido más de 40 cartas de alumnos del colegio de Ibi, de 6º y 1º de la Eso, para lo del intercambio que estoy haciendo con los niños. Ya lo había hecho con los del instituto de Sax y mis alumnos de 7º, pero ahora resulta que éstos también se han animado. Así que vamos a tener a todo el colegio contestando cartas. Me alegro de que esté funcionando esto y que me haya salido bien.

Bueno, os dejo. La ceremonia va a empezar. Qué bien me cae Sandra Bullock, ché.
Besos.