sábado, 27 de marzo de 2010

Necesitaba un descanso...

Hola.
Pues sí, he hecho novillos, lo sé. Dos semanas. No a propósito. Pero es que no me apetecía nada ponerme a escribir la primera semana, y además no tenía nada interesante que contar de todas formas. Y luego la semana pasada escribí pero no lo acabé… y van pasando los días y no lo publicaba. Total: considérese que me tomé vacaciones.

Pero hoy ya vuelvo al ataque. No tengo grandes temas, pero sí que tengo una lista de cosas que contaros. Vamos a ello.

La semana pasada nos hizo unos días primaverales preciosos. Y por eso el domingo decidí salir de casa a disfrutar del tiempo mientras escribía el blog. Cogí el portátil y poco más, y me fui a un mini-parquecito que hay cerca de casa. Era media tarde y aún daba el sol. Estuve un buen rato, y muy a gusto. Se supone que en la primavera es cuando vienen las lluvias, que es lo peor (y de hecho, ya estamos teniendo días de ésos), pero también se suponía que en invierno nevaría mucho y mi gozo en un pozo. Así que no me fío ya de nada. Yo, mientras tanto, cojo los días conforme vienen. Esta semana nos ha hecho más frío, pero la semana que viene parece que también tendremos algún día bueno otra vez.

El fin de semana pasado, sábado, me desperté temprano para irme con Mónica a pasear por la playa en New Hampshire. Fue ella la que pensó en hacerlo, y yo me apunté al plan. Fue muy agradable.

Luego nos fuimos a desayunar a un sitio bastante conocido, y me puse las botas: tostada francesa, lonchón (=loncha grande) de jamón, huevo frito, y tortita o como se llame en español (“pancakes”, vaya), con chocolate, enorme. Pues como digo, las botas.

Y Mónica pensó que, ya que estábamos, por qué no irnos de compras. Así que fuimos a unos “outlet” de Maine y nos llevamos varias cosas muy interesantes. Yo, un vestidito negro de Calvin Klein por 38 dólares. ¿Qué te pareix? Una monada. Así que un sábado de esos aprovechados.

La foto es para que veáis que no es mentira lo de que nos hizo unos días primaverales preciosos. (No os fijéis en mis pintas. Se suponía que íbamos a caminar por la playa...)


Estrené el vestido esa misma noche. Había fiesta en el piso de Phil. Celebraban el reciente cumpleaños suyo y el de otras dos chicas más. Yo llevé una botella de vino y dos tortillas españolas pequeñas, y tuvieron mucho éxito, que lo sepáis. Había mucha gente que ya había visto en otras fiestas anteriores, pero ya no más. Y me sigue costando recordar los nombres de la mayoría. Pero bueno, lo pasé bien. Me pasé la noche yendo de grupito en grupito charlando con gente de aquí y de allá. Lo más original del buffet fue que tenían palitos largos, como de pinchitos, con una pieza de fruta o alguna otra cosa al final, y luego un cuenco lleno de chocolate con un chisme debajo que lo calentaba con una llama. El calor lo derretía. Se supone que cogías un pinchito y metías la fruta en el chocolate. Me comí un montón. Estaban riquísimos. Los mejores, los de fresa y piña.

Como ya sé lo que estáis pensando (yo también lo pensé) os pongo ahora otra foto, para que veáis que no era la única blanca de la fiesta! Si os fijáis, detrás de mí hay un chico blanco. Y había más... Pero claro, éramos minoría. Lo importante era el vestido. A mí me gusta...


El viernes anterior estuve en Boston. Es la “semana del restaurante”, y muchos restaurantes ofrecen un menú especial por 33 dólares (aperitivo, plato principal y postre). Fue idea de Mónica, y una amiga suya del trabajo. También fueron otras dos amigas de ésta última, con lo que al final éramos 5. El sitio era de lo más chic. Era minúsculo, pero de mucha categoría. Cenamos de maravilla. Además, me sirvió para conocer una zona nueva de Boston que yo aún no había recorrido. La verdad es que cuando voy a la ciudad, normalmente voy para algo muy específico, así que en realidad no la conozco tanto. Me di cuenta de que tengo que ir más para ver todo lo que pueda, aunque me dé pereza. Esa noche estábamos en el North End, y había unas calles encantadoras, con un montón de restaurantes, otras con pubs irlandeses…

Esto dura dos fines de semana, así que este viernes hemos vuelto a ir, Mónica y yo solas, al South End esta vez, a un restaurante venezolano, y también lo pasamos muy bien.

Durante la semana, en la escuela, la gran noticia para nosotros es que han echado al que fue el director ejecutivo. Es el que salió elegido en las últimas elecciones, pero que después de que casi cerraran la escuela quitaron del cargo. Pero lo fuerte es que lo han hecho porque se ve que están descubriendo algunas cosas que ha hecho que no son muy correctas. Hay abierta una investigación sobre él. Y ya hay un anuncio puesto para buscar a otra persona en su lugar. Las cosas se mueven rápido: como hay que recortar el personal en un 15%, aunque a los profesores nos tienen que aguantar hasta final de curso, a finales de abril nos dirán quién se queda y quién no. En otros departamentos, como el de informática, ya le han dicho a uno que se tiene que ir. Y es para ya, vamos. Le dan dos semanas.

La empresa que ahora se está haciendo cargo de la gestión de la escuela nos mandó un email para que rellenáramos un cuestionario por Internet dando nuestra opinión sobre ciertos temas, sobre todo con respecto a los que aquí se llaman “principals”, nuestros jefes, y con los que estamos tan a disgusto. Son anónimos. La gente (yo me incluyo) se ha desahogado a gusto. Necesitamos que se vayan y que entre gente más competente.

A los profesores ahora nos están observando en las clases. Hace dos semanas nos observaron a todos, y luego Liz se reunió con los de español y kmar y nos dijo que aún iba a haber dos observaciones más: una que nosotros elijamos, y otra sin avisar. Y nos dijeron las cosas que esperan que hagamos. Así que hay algo de estrés en el ambiente, porque por supuesto que, aparte de que estas cosas siempre son incómodas y generan presión sobre uno, pero esta vez especialmente porque puesto que habrá recortes en el personal por eso de que el año que viene tendremos dos cursos menos, han de librarse de bastantes profesores. Mi segunda observación ya la tuve ayer, pero la niña más problemática no estaba. En realidad hubiera preferido que estuviera, para que la “principal” se diera cuenta de quién es la individua. Creo que la clase me salió bastante bien.

Hace poco fue el día de St. Patrick. Por aquí hay muchos irlandeses, y muchos pubs irlandeses, y les gusta mucho celebrar este día. Además, la temperatura ese día era espectacular, así que todo el mundo estaba en la calle celebrándolo. En la calle de mi colegio, un pub incluso montó una carpa fuera. Yo entré por primera vez –aunque parezca mentira–, al pub que hay debajo de mi piso. Y me fui con premio: en un momento determinado se pusieron los de detrás de la barra a repartir gorras y camisetas, y yo me llevé una gorra muy chula.

En cuanto a los compañeros del cole, tuve un día de éstos una conversación realmente interesante con Óscar, este amigo cubano del que ya os he hablado antes, sobre la situación política de su país. Nunca antes había salido el tema, pero por alguna razón el otro día se presentó la ocasión. Siempre es enriquecedor oír la visión que la gente tiene respecto a temas en los que están directamente involucrados. Óscar estuvo viviendo allí hasta los 26 años, pero cuando decidió salir, se apuntó a un sorteo que hacen cada año para dar la opción a los que así lo desean, de salir del país. Y su nombre salió.
Óscar es una persona que tiene tanto que contar… Me encanta hablar con él. Nos contó algunas cosas de la vida diaria de allí, cómo fue su salida, cómo llegó hasta aquí, … En fin, muy interesante.

Estos días están recopilando datos de todos para elaborar el censo. Fue, como tantas otras cosas para mí, muy curioso. Yo, obviamente, no cuento porque no puedo votar, pero puesto que estoy viviendo en una casa aquí, tengo que contestar también. Era un taco de hojas en el que apenas tenía que dar algunos datos personales, y decirles cuántas personas vivían en el apartamento. Y luego, cada una de las personas que se supone que viven ahí, contesta unas pocas preguntas: básicamente, edad, sexo y otras típicas, pero luego, las más curiosas para mí: de qué raza eres, y aparte, si eres hispano o no. Explicaban en la hoja, que no es lo mismo lo de la raza que lo de ser hispano, y que había que contestar por separado.

Las preguntas eran así, más o menos:
¿Es usted de origen hispano, latino o español?
A) No
B) Sí, mejicano, mejicano-americano, chicano
C) Sí, de Puerto Rico
D) Sí, cubano
E) Sí, otro – y entre las opciones que daban, ahí entra también España.
No me gusta que nos metan en el mismo saco, porque aunque hablamos el mismo idioma, no veo la relación aquí. Nada en contra de los hispanos, faltaría más. Desde que estoy aquí los aprecio más que nunca. Pero no veo el motivo de meternos a los españoles en este grupo.

¿Cuál es su raza?
Y de entre toda la lista, si eres nativo de Alaska había que especificar la tribu, y si dices que eres asiático, también hay que especificar de dónde concretamente. Había un total de 15 opciones.

Cada vez que voy al colegio, paso por delante de una tienda que me da la impresión de ser del siglo pasado. Tiene un escaparate con un vestido rosa muy amplio, tipo los de las princesas de las películas de Disney. Es horroroso. Y tienen también un cartón con fotos de muchos más, todos del estilo.



Y es que deben de ser para las fiestas que se hacen aquí para las chicas jovencitas. Por un lado están las fiestas de “quinceañera”, que celebran los hispanos. Por otro lado está lo que aquí llaman las “prom” o algo así. Son las fiestas que organizan cuando terminan el instituto y se gradúan. Y es una cosa muy grande para ellos.

Una de las hijas de Rosa va a este baile este año, y por lo visto han de alquilar limusinas y todo. Según me explicaban, uno de los motivos es que así los chicos no cogen los coches y no corren el riesgo de tener accidentes después de haber bebido. Y como las limusinas son grandes, se reparten lo que cuesta entre todos los que van, y sale bien de precio, además de resultar más espectacular.

Bueno, básicamente, eso es lo que ha estado pasando estas semanas. Tengo algunas otras curiosidades que quiero compartir pero que no van con nada, así que lo cuento en apartados separados:

1. Aquí no saben lo que son las llamadas perdidas. Si llaman es para hablar. Mönica, que está en contacto con muchos españoles por su trabajo en Boston, ya se lo ha aprendido y lo usa, pero en general aquí eso no se conoce.

2. Cuando fui a aquella cena con gente de la iglesia de Mónica, pensé en llevar algo, por eso de no presentarme sin nada. Cogí una botella de vino. Pues cuando Mónica me recogió en el coche, me dio a entender que mejor no. Ellos no beben. Había sólo refrescos, zumos y agua. Y me doy cuenta de que cuando salgo con Mónica, ella tampoco bebe nunca. Nada. Siempre se pide zumos de frutas tropicales y cosas así. Me llama la atención porque no es que yo sea ninguna bebedora en absoluto, pero vaya, una cervecita o un vaso de vino no hace mal tampoco, ¿no?

3. ¿Os dije ya que aquí todos los coches son automáticos? Prácticamente no hay de otros. Igual que no se usa el gasoil. Todo es gasolina. Lo de los coches automáticos lo comprendo perfectamente, sobre todo para San Francisco, con esas cuestas tan impresionantes. Como para que se le cale a uno el coche ahí…

4. Una expresión que he aprendido que usa mucho aquí la gente como saludo o para empezar una conversación es “yo”, así, con la “o” como la pronuncian en inglés, “ou” – “you”. Me chocó. Simplemente.

5. Al aprender a escribir, hay que reconocer que a los que hablamos español nos cuesta mucho menos: las palabras tienen un claro equivalente entre lo que se dice y cómo se escribe. Eso no pasa en inglés, y observo lo difícil que les resulta a los niños la ortografía. El otro día en 1º los niños estaban inventándose historias, y anoté algunas de las palabras que escribieron erróneamente, pensando en la pronunciación. Para mí, tenía bastante lógica que lo escribieran así. Realmente, si uno lo lee, sale la misma palabra:
-“casole” en vez de “castle”
-“wen” en vez de “when”
-“wus” en vez de “was”
-“he sleeping” en vez de “he’s sleeping”
-“tortl” en vez de “turtle”
-“pease” en vez de “piece”
Etc.
El problema es cuando siguen teniendo errores así estando ya en 6º grado, por ejemplo.

6. Algunas técnicas que no acabo de entender del sistema educativo aquí: muchos profesores dan golosinas a los alumnos al final de ciertas clases, para motivarlos, porque se han portado bien. Concretamente, una de ellas lo está haciendo después de todas las sesiones de Mcas, pero luego recuerdo que quiso organizar una especie de fiesta en su clase para celebrar no sé qué, y cuando los niños dijeron que si traían papas, saladitos, coca-cola y cosas así, ella se negó diciendo que allí no iba a permitir que se comiera basura y que eso no era comida adecuada. No lo entiendo.

Por supuesto que todas estas golosinas y demás cosas que compran los profesores para los alumnos para hacer juegos en clase, dar premios, etc., lo pagan ellos mismos -los profesores, digo. Como uno quiere hacer las cosas bien y ve que es lo que hacen todos, pues yo también he caído en eso y he gastado dinero en alguna cosa, pero poco, poco, y es que no me parece bien premiar por que los niños se porten bien en clase. ¡¡Es que es su obligación!! Aparte del hecho de que son unos déspotas y acaban exigiendo más y más. ¿Y encima con mi dinero? Ja, qué risa. Ni pensarlo.
En fin, acabo y publico esto, que sino se me pasará y me quedaré sin colgarlo otra semana más. Esta vez me he pasado de largo, y además hay pocas fotos. Mis disculpas. Espero, sin embargo, que no me abandonéis!!
Un abrazo, Mª Amparo

domingo, 7 de marzo de 2010

Noche de Oscars

Hola a todos:
Os escribo con la tele encendida, a ver cuándo empiezan a llegar las “estrellas” a la alfombra roja. Es la primera vez que podré vivir la ceremonia de los Oscar en directo. Supongo que se me hará larga y pesada, y mejor, porque así ya no me pasará más eso de desear estar aquí para verla. Supongo que ahí también se comentará mucho eso de que como han cambiado el sistema de votaciones para la “Mejor película”, puede haber muchas sorpresas. Esto promete.

Se acabó el reportaje sobre San Francisco, como ya sabéis, lo cual significa que desde hace ya dos semanas he vuelto a la rutina de mis clases y mi vida en Lowell. Lo siento, pero eso es lo que toca volver a contar aquí, aunque no sea tan interesante… Lo único que no os conté fue que estando allí vi en directo cómo Tiger Woods pedía perdón a todo el mundo en televisión por lo que hizo hace no tanto tiempo. Seguro que vosotros también lo visteis. Increíble la cobertura que tuvo. Apareció en casi todos los canales en directo, con comentaristas que luego analizaban las palabras del deportista. Me pareció algo realmente curioso. Pero en fin, esto es un aparte.

Veréis: en cuanto al colegio, os he de decir que por fin se hizo aquella votación que iba a decidir el futuro próximo del mismo. Finalmente, el consejero y su equipo votaron que permanecerá abierto pero sólo como escuela primaria, es decir, hasta 4º grado, y con una reducción considerable en el número de matriculados. Tienen un año para ponerlo en práctica: en principio la idea es que el año que viene reduzcan hasta 6º grado, y que ya para el siguiente eliminen estos dos últimos grados también.

Los de la empresa Renaissance, que se harán cargo de la administración, ya están por la escuela y van tomando el mando poco a poco. El otro día hubo una “feria” en Lowell donde diversos pueblos o colegios ofrecían puestos de trabajo a profesores de cualquier asignatura. Había mesas, y ellos anunciaban los puestos que tenían disponibles, y si veías que había alguna posibilidad según tu perfil, dejabas el curriculum. Bueno, pues fueron un montón de profesores de mi colegio. Yo fui también, y me resultó curioso. Era todo para el sector público.

Y así seguimos.

Lo mejor de la semana fue el otro día con 1º. Desde hace un tiempo voy a las clases con un carrito amarillo. Creo que ya os lo conté. Tengo dos siempre preparados: uno para las clases que tengo con los mayores por la mañana, y otro para las de los pequeños. Así llevo siempre todo el material que me hace falta, sin tener que buscarlo cada vez –coloretes, tijeras, pegamento, hojas, y demás. Bueno, pues a varias niñas de 1º les encanta llevarme el carrito hasta la clase. Están asomadas a la puerta del aula, y en cuanto me ven asomar por el pasillo corren para cogérmelo. Los demás profesores de español que también van a sus respectivas clases, se ríen. El otro día coincidieron varias niñas a la vez a cogerme el carrito, así que una se encargó de eso, otra cogió la campanita que llevo dentro y la llevaba con las dos manos como si fuera un tesoro. Y de repente… la otra niña que ya no tenía nada más que llevar, se puso a darme un masaje en los hombros. Cuando me di cuenta me entró la risa floja y casi llego a mi silla. Fue muy divertido.

Y otra cosa buena que me pasó fue Zori, la voluntaria que nos echa una mano a los de español en algunas clases. Os la he tenido que mencionar, pero no mucho. Es una señora encantadora. A mí me ayuda con los de Kindergarten, y me hace un papelazo controlando a los más revueltos del grupo. El otro día, de propia iniciativa, se llevó a uno a Julie, la jefa de primaria. Pero luego, entre clase y clase, también se queda en el aula de Rafael y mía y nos da conversación, y nos reímos mucho. Es puertorriqueña. Le gusta cocinar, y a veces nos trae algo de comer a la hora del almuerzo. El otro día se presentó con una cafetera, café, azúcar, crema, chocolate (porque le había dicho que no me gustaba el café), pan, mantequilla y queso. Y vasos, servilletas y de todo. Nos lo ha dejado allí para irlo usando. Es un cielo de mujer.

Esta semana pasada otra vez los alumnos tuvieron pruebas para los Mcas, que seguro que de tanto oírlo ya os acordáis de lo que es. El otro día comentábamos que aquí parece que en vez de enseñar a los alumnos, lo único que parece preocuparles es conseguir que pasen los exámenes con la mayor nota posible. No hacen más que reuniones diciendo que la media de los resultados de estas pruebas era de x % y que hemos de subir no sé cuántos puntos para alcanzar el porcentaje “y”. Lo curioso es que después de aquello que os conté de la Super-Mcas Woman y todos los teatritos que montaron, los resultados bajaron un montón. No sé qué inventarán para la próxima vez.

Aparte de la escuela, este fin de semana ha sido la mar de cristiano, mira tú por dónde. Ana me invitó a su iglesia (adventista) porque iban a bautizarse dos personas, y sería más interesante que ir cualquier otro día. Y realmente fue curioso. Los bautizos son por inmersión total. Eran un chico y una chica, y tras unos himnos, un sermón y alguna oración, el pastor se metió con traje y todo en la piscinita que había al fondo, y luego una primero y otro después, ellos con una especie de chubasquero para no tener que llevar ropa y así no mojarla, entran también. Tras unas palabritas, el pastor los mete dentro del agua cabeza y todo.


Es una iglesia brasileña, así que todo fue en portugués. Pero están muy preparados, y tenían en cada banco unos aparatitos para que si viene gente de fuera puedan ponerse unos auriculares, y un traductor al fondo, desde la sala de control, te va contando lo que el pastor dice. A mí me dieron unos, y ayudó mucho.

Luego hubo una comida en una salita que tienen abajo. Las suelen hacer en plan buffet para que sea más rápido y cómodo, y cada uno prepara una cosita. Todo estaba buenísimo. Enfrente de mí había una mujer que me hablaba rapidísimo en portugués y a la que prácticamente no entendía nada, pero intentaba darle las respuestas breves que pudieran corresponder a lo que creía que me estaba contando, combinado con unas sonrisas. A cambio, yo le contestaba en español, y creo que ella me entendía lo mismo que yo a ella. Muy divertido.

Otro chico, el marido de la que se bautizó, que estaba también en la misma mesa, dijo que este verano quería probar a hacer eso de tirarse en paracaídas desde una avioneta. Es algo que yo siempre he pensado que me encantaría hacer. No sé. La sensación de que luego me entra el canguelo y no sé si me atreveré de verdad, pero el tema siempre me ha atraído.

Por la noche fui con Mónica con la gente de su iglesia –también cristiana pero otra variedad– a lo que llaman una “cena progresiva”. Consiste en cenar en casas diferentes: todos nos juntamos en una casa para tomar unos aperitivos, luego en otra para el plato principal, y luego en otra para el postre. Mónica, otra amiga que invitó y yo éramos las más jóvenes. Lo pasamos bien. En cada casa había que buscar fotos u objetos descritos a base de pistas en un papelito, y el que más adivinara se llevaba premio. Ganamos nosotras. También hubo un par de premios más a otros grupos. El premio era un vale para Dunkin Donuts de $10. Y por supuesto hubo algún ratito de oración. Estuvo original.

Y un par de breves:
-Sam se ha ido. ¡Qué lástima! Ha encontrado un trabajo en el que le pagaban más, y claro, lo ha cogido. Pero se ve que sigue viniendo también aquí por las noches. Así que trabajo doble.

-He recibido más de 40 cartas de alumnos del colegio de Ibi, de 6º y 1º de la Eso, para lo del intercambio que estoy haciendo con los niños. Ya lo había hecho con los del instituto de Sax y mis alumnos de 7º, pero ahora resulta que éstos también se han animado. Así que vamos a tener a todo el colegio contestando cartas. Me alegro de que esté funcionando esto y que me haya salido bien.

Bueno, os dejo. La ceremonia va a empezar. Qué bien me cae Sandra Bullock, ché.
Besos.