domingo, 30 de mayo de 2010

Llega visita...

Hola de nuevo:
Esta entrada será breve porque escribo mientras se me hace la hora de ir a recoger a Claire al aeropuerto (y la acabo al día siguiente mientras ella aún se recupera –durmiendo– del cansancio del viaje + jetlag). Ya os comenté que venía de visita, y estará aquí conmigo una semana. Así que hoy no tengo tiempo para muchos detalles.

Os comentaré brevemente que esta semana nos han ido llamando a todos para darnos el contrato para el año que viene. Ya lo he firmado. Así que ahora también tendré que firmar el contrato con el alquiler del piso para un año más. En el colegio todos estamos contando los días que nos quedan de clase. Son muy poquitos. Acabamos el 23 ó el 24 de junio. En el colegio sigue habiendo algo de tensión, sobre todo los que han visto el sueldo considerablemente reducido con un nuevo sistema que han impuesto. A mí me lo mantienen, o sea que bien.

Cuando ayer esperábamos en la estación, yo le contaba a Claire todo lo que está pasando en el colegio ahora y cómo han echado a mucha gente, y cómo están usando un nuevo criterio para los nuevos contratos, que suena muy bonito como excusa, pero que en el fondo sólo es para eliminar algunos sueldos desorbitados que existían. Una mujer que estaba sentada al otro lado del banco no pudo evitar meterse en la conversación, y sin esperarlo, de repente oigo que se dirigen a mí: “¿Y quién es el que decide eso? ¡Eso es una excusa para fastidiar!” No había sido consciente de lo jugosa que estaba siendo mi conversación hasta ese momento. Pero realmente todo lo que está pasando, como decía Claire, era como de película.

Aquí eso pasa muchas veces. Los americanos se meten en las conversaciones como si tal cosa. No me parece mal: para qué vamos a engañarnos: muchas veces estamos, inevitablemente, oyendo otras conversaciones, y acaban interesándonos. ¿Por qué no tomar partido? Siempre que entre dentro de los límites de la educación, claro está. Muchas veces son comentarios banales, sin más importancia. Pero es así: se meten en la conversación, y luego cada uno sigue su camino como si nada…

El otro día retransmitieron por la tele unos premios que yo no sabía que existían, o si los he oído mencionar no lo recuerdo. Son los “American Cinematheque Awards”, y parece que cada año se lo dan a una persona nada más. Este año el premio era para Matt Damon. Así que os podéis imaginar: una gala entera venga a hablar de la misma persona y de lo fabulosa que es… La verdad es que estuvo muy bien, he de decir, porque todos los que salían al escenario a hablar de él, porque eran amigos, o compañeros de reparto en alguna película, etc., hacían una intervención en plan humorístico, y la verdad es que sí tenían gracia. Me reí mucho.

Por lo visto, Matt Damon participa muy activamente con algunas ONGs, pero él tiene especial dedicación a conseguir que todos tengan acceso a agua potable. Por eso Ben Stiller salió diciendo que qué fuerte, que mucho colaboran con acciones humanitarias, pero Matt va y escoge “el agua”, un elemento, casi nada. Así que él mismo el año que viene elegiría el aire y el fuego, y así dominan el mundo los dos solos… Estuvo gracioso.

El viernes en el colegio hicieron una celebración africana. Después de los hispanos y los camboyanos, los de origen africano son otro grupo súper-numeroso de niños que tenemos, así que decidieron hacer algo por ellos también. A cada curso se le asignó un país, y tuvieron que hacer un póster hablando de él. Los niños de la clase vestían con los colores de esa bandera, e hicieron un desfile de banderas hasta el gimnasio. Allí había un escenario y hubo bailes y canciones y un presentador muy gracioso. También pusieron unas mesas con exposición de productos típicos africanos. Muchos niños aún han vivido en esos países y los conocen de primera mano, y hablan los idiomas locales, aunque dominan el inglés bastante bien porque también es lengua oficial.

Bueno, cuando escribo esto, Claire ya ha llegado. Vinimos tarde a casa porque los fines de semana hay pocos trenes y tuvimos que esperar mucho rato en la estación para el de las 8 de la tarde. Llegamos a casa sobre las 9. Claire está emocionada de estar aquí, y yo muy contenta también. Ya hay cosas que le han llamado la atención, como cuando ayer llegamos a la estación y fuimos directas a coger un taxi: mientras metíamos su maleta en el maletero, otras dos mujeres llegaron y una se sentó dentro, en el mismo taxi. Claire me dijo: “creo que ya no vamos a coger éste”. Y yo le dije: “Sí, es que aquí los comparten…” Y me quedo mirando a la mujer y le digo: “Nosotras también somos dos, ¿se sienta usted delante?”. “Ah, vale”. Y así llegamos a casa.

Hoy vamos a visitar Boston. Por supuesto. Mónica se viene con nosotras, así que hará de chófer y de guía. ¡Qué bueno! Me llevaré comida para hacer un picnic en algún parque. Voy a aprovechar para visitar un montón de cosas que aún no he visto yo misma de la ciudad. ¡¡No puede ser que pase más tiempo sin conocer Boston a fondo!!

Ya os lo contaré todo con más detalle la semana que viene.
Besos.

viernes, 21 de mayo de 2010

De picnic

Hola.
Siguen habiendo días lluviosos, pero la temperatura va subiendo, y algunos días salen ya buenísimos. Me encanta la primavera.

El domingo pasado pasé el día de picnic con españoles. Algunos miembros de Iberia-Boston, han formado la SGaE (Sociedad Gastronómica Española), y han organizado la segunda “tortillada” del año. Cada uno tenía que llevar una tortilla española de cualquier tipo, y cualquier otra cosa que se quisiera compartir. Al final éramos unos 30 en una zona llamada “the esplanade”, junto al río, preciosa.

En otro punto del parque varias bandas se turnaban para amenizar la tarde desde esta famosa "concha":

Lo bueno de este grupo, es que es muy abierto. Aquí hay muchos españoles, y están por muy variados motivos: los hay jóvenes que han llegado hace tan sólo unos meses para hacer algún doctorado en el MIT, los hay que llegaron hace muchos años y acabaron casándose y formando una familia, o siguen solteros, pero les va bien y ya tienen su vida montada aquí, y luego están los términos medios. Así que te encuentras gente joven, familias con bebés o niños ya mayorcitos,… de todo. Y luego están los que no son españoles, pero vienen acompañando a algún español y se unen a la “fiesta”: compañeros de piso o del trabajo, amigos… Así que en realidad acaba siendo algo internacional, pero con predominancia española.


Lo pasé bien, como ya podéis imaginar, porque hacía un día estupendo, estaba en un sitio precioso, conocí gente interesante, y casi todos teníamos algo en común: éramos españoles y por tanto algunas cosas de los americanos nos chocaban por igual. Por ejemplo lo que nos ha costado a todos conocer gente y hacer amigos. Los americanos son muy simpáticos y amables. Pero el que se lleven muy bien contigo no quiere decir que luego te vayan a llamar a casa a charlar un rato. No mezclan. En el trabajo somos todos muy colegas. Pero luego cada uno a su casa. Y así, para nosotros, es muy difícil hacer amigos.

Además si quedan para una actividad concreta, ésta tiene hora de comienzo y de fin. Decíamos por ejemplo, si este picnic lo organizan ellos y dicen “hasta las 3”, a las 3.05 no queda nada ni nadie. Los españoles no podemos poner hora de fin. Otro lo comparaba con una salida nocturna: la frase es “bueno, es tarde, vamos a ir despidiéndonos”. Así, en presente continuo. Porque es que la tarea lleva un rato. No dices “me voy” y sales. Los americanos sí.

Me encantó la definición de una chica, que dijo que los americanos tienen menos “energía social”. La tienen, y es muy positiva, pero se les acaba. Los españoles van recargando y no se nos acaba hasta mucho más tarde. Yo confieso que no tengo tanta “energía social” como muchos otros. También se me acaba. Pero vaya, un término medio.

Hay dos temas que quería mencionar esta semana, que todos sabemos que están a la orden del día en América, pero que no dejan de llamarme la atención:

1. ¿Os he hablado alguna vez del programa “The biggest loser”? Creo que no. Aquí es muy conocido. Se trata de un programa en el que gente muy, muy gorda va a perder peso. Es como el Gran Hermano. La gente que va al programa pesaba al principio 200 kg o más, o las chicas unos 150. Pasan las semanas con unos entrenadores que les hacen tablas muy duras de gimnasia, y al parecer también hay algún médico y les vigilan la comida, etc. Cada semana, de los dos que menos peso han perdido, entre ellos votan y uno se va.

Ya estamos en el final de la temporada, y de los cuatro finalistas uno va a ser el que gane y se llevará una pasta. Muchos de los concursantes son gente muy joven, algunos en los 20, que han estado gordos desde hace muchísimos años, y tienen una vida absolutamente sedentaria y muy limitada: alguno tenía ya problemas para subir las escaleras de su casa. Cuando se ponen a contarte sus vidas, te entran ganas de llorar. El sobrepeso les crea unos complejos grandísimos, y esto les genera una ansiedad que les lleva a comer más. La pescadilla que se muerde la cola. Y al final tiran la toalla y todo les da igual. Pero en el fondo se sienten unos desdichados y quieren que todo cambie. Y ven una salida en este programa. Varios se quejaban de que no han tenido novio o novia jamás. Es muy triste. Así que cuando llegan al programa se lo toman muy en serio. La verdad es que hacen esfuerzos enormes por perder peso, y te muestran las fotos de cómo eran antes del programa y cómo son cuando se van, y el cambio es brutal. No se van figurines, claro está, pero son capaces de llevar una vida mucho más ordenada, y se les ve más guapos, caminan bien… y sobre todo se sienten bien consigo mismos: su autoestima mejora. Lo difícil es volver a su casa y a su vida de siempre y mantenerse ahí. Ése es el verdadero reto de esta gente. Pero muchos lo consiguen.

2. Estas últimas semanas he enviado algunas cartas a los padres de algunos alumnos, y algunas veces pensaba: ¿será ésta realmente la madre de este niño? Porque se supone que aquí las mujeres al casarse toman el apellido del marido, y por lo tanto coincide con el del hijo… No sé. Supongo que no debería sorprenderme, pero es que esto de las familias aquí es un desastre. Poquísimas madres tienen el mismo apellido que sus hijos, porque el padre no es el mismo que el hombre con el que están casadas ahora. Y ahora va y tienen algún otro niño con su nuevo marido, con lo que el niño es hermano de los anteriores, pero tiene otro apellido distinto. Vaya lío. Hay niños con apellidos hispanos porque su padre lo es, pero no hablan ni papa de español porque no viven con él. O incluso madres que hablan español perfectamente, como están casadas con alguien que no lo habla, no usan más que el inglés en casa y los niños luego no saben nada de nada del idioma de la madre, y luego va y suspenden la asignatura porque además son unos vagos desastrosos que no dan ni golpe. Me da mucha pena cuando lo pienso. Tanta mezcla al final hace que uno pierda el sentido de sus orígenes, su lengua, su cultura… Me encanta tener en la misma clase niños americanos y de distintos países de Hispanoamérica, África o Asia. Pero me da lástima que ellos no sean conscientes de de dónde vienen –ellos o sus padres, y no conserven más que su aspecto físico para recordarlo.

Estos últimos días de la semana han sido moviditos en la escuela. ¡Ya parece que lo raro es que no lo sean! Y la semana que viene supongo que lo será también. Están ofreciendo ya los contratos para el próximo curso, y el tema de los salarios es delicado. Van a haber algunos recortes… Además muchos profesores están molestos porque se ha decidido seguir con las clases de repaso de los exámenes MCAS pese a que las pruebas de este año ya han pasado. Eso les quita dos horas de preparación de clases, que antes usábamos los de idiomas y ahora tienen que dar ellos… Yo lo comprendo. No lo esperaban. Pero yo no me quejo, claro.

El miércoles estuve en un curso que me pagó el colegio (otra vez –qué suerte la mía) sobre cómo trabajar con niños difíciles y que trastornan la clase. Tengo unos cuantos de ésos, y los voy a tener toda mi vida. Me enseñaron todo lo relativo a mi materia y cómo impartirla, pero nunca qué hacer cuando no te dejan hacerlo. No estudié psicología, y no es fácil enfrentarse a estas situaciones. Pero no hay más remedio que aprender. Y yo sé que es mi punto débil. He aprendido ya mucho con mi propia experiencia, observando a otros profesores (sobre todo este año), o hablando con ellos y escuchando sus ideas y consejos y sus propias técnicas. Pero aun así, pensé que me vendría bien ir a un seminario en el que me hablara un especialista. Y creo que sí me vino bien. Claro que el hombre también explicó que no existe un botón mágico que uno apriete y ya todo sea perfecto. Niños difíciles y situaciones malas las habrá siempre, pero es bueno tener algunas ideas claras y poderlas poner en práctica. El problema viene cuando el colegio debe tener también algunas estructuras definidas para ayudarte en ello, pero éstas sólo existen en la teoría. En fin, yo espero que sobre todo de cara al año que viene, empezando de cero con los niños y conociendo mejor el percal, sepa sentar unas buenas bases desde el principio que me ayuden a enfocar el curso.

Y hoy ha faltado la profesora de Kmar (para quien no se acuerde, el idioma de Camboya, que algunos niños estudian en vez del español). Últimamente están faltando muchos profesores, porque ya que saben que los van a echar, aprovechan para tomarse libres todos los días que aún les quedan disponibles en el contrato. Así que han faltado tantos que no han podido encontrar sustituto para esta señora, y en la clase de 4º he tenido a los míos más los de kmar. La profesora del aula iba a quedárselos ella, pero como de todas formas íbamos a estar todos juntos porque yo doy la clase ahí mismo, pues le he dicho que no se preocupara, que ya me encargaba yo. Y ha salido bien. Les he enseñado cómo se dicen las asignaturas en español, que es lo que estamos trabajando ahora y que son muy fáciles de identificar porque se parecen mucho al inglés, y luego cada uno ha cogido una ficha e iba por la clase preguntando a los demás si tal o cual asignatura les gustaba o no. Luego lo hemos puesto en común en la pizarra y ellos me iban diciendo qué respuestas habían obtenido. Creo que los de kmar lo han pasado bien y ha sido divertido por la novedad, y los míos igual. Qué bueno.

Acabo. Me ha costado una semana de retraso publicar esto. Me estoy relajando y no me gusta perder la rutina, porque además luego acabo alargándome por tanta cosa que quiero contar de golpe. Sorry.

Sólo añadiré que el sábado que viene llega Claire, mi amiga francesa que conocí en Inglaterra donde ella sigue dando clase. Será la primera visita que yo reciba aquí, y para ella su primera visita a este continente. Así que las dos estamos muy emocionadas.

Espero publicar algo el viernes que viene antes de que llegue, porque luego sí que no voy a poder. Ya os contaré cómo fue la visita después.
Chao.

domingo, 9 de mayo de 2010

Washington, 2 de 2

Día 4
Hoy ha sido un día muy poco interesante, comparado con el resto. Hay poco que contar, así que seré breve. He visitado varios museos, aprovechando un pase que me compré que me vale para visitar un montón de sitios en 3 días. Era un día lluvioso, así que era mejor así. El más interesante ha sido el que vi primero, el de la prensa: The Newseum.

En las fotos, las portadas de algunos momentos muy recordados:

La famosa frase "Volveré" de MacArthur:

La llegada a la luna:

O la muerte de Marilyn Monroe:

Había una sección para fotos ganadoras del Premio Pulitzer, como ésta de Obama bajo la lluvia:

Las había preciosas, espectaculares, y otras tan tristes, que produce dolor verlas.
Otra sección, por ejemplo, te contaba los peligros que corren los periodistas cuando están informando desde puntos conflictivos. Abajo, una camioneta con un montón de agujeros de bala reales, entre otras cosas.

El museo tenía secciones para momentos específicos importantes de la historia, como el que ya conté del asesinato de Lincoln. Estas imágenes recrean la escena:


Y la recompensa que se ofrecía a quien hallara al asesino o sus cómplices.

Y otra de estas secciones era, por supuesto, la del ataque a las Torres Gemelas.
Aquí podías encontras los restos de la antena que una de ellas tenía encima,
la cámara y otros objetos recuperados de un fotógrafo –el único periodista– que murió en el atentado (murió cuando se derrumbó la segunda torre), las portadas de los periódicos de todo el mundo cubriendo la noticia,
o un vídeo con imágenes impresionantes y comentarios de gente que vivió aquello en primera persona. La sala donde se emitía este vídeo estaba completamente en silencio (uno de esos silencios que te llaman la atención), aunque éramos unos cuantos allí viéndolo.
Era inevitable emocionarse con aquellas imágenes y vivencias contadas en primera persona. Así que, muy precavidos, a la salida de la sala donde se proyectaba este vídeo había una cajita de pañuelos…
Yo no usé la cajita, pero sí uno que llevaba en el bolsillo...

Vista del Capitolio desde la terraza del último piso:
Ese día en el museo dieron por televisión en directo la noticia de que habían sacado unas fotos nuevas del sol, que aportaban algo más de información.
Como digo, visité otros museos, pero éste es el que más valía la pena contar.

Y como cada día, al final de la jornada, me dirijo de regreso a Union Station para volver al hotel. Abajo una de las estaciones de metro por dentro. Las estaciones, ya veis, muy bonitas, pero el sistema de metro en sí no me gustó tanto: hay distintos precios según donde vayas, es caro, hay pocos asientos en la propia estación mientras esperas que llegue el tren, prohíben comer (yo saqué un día unas papas y me las estaba comiendo tan tranquila, hasta que un hombre me advirtió que me podían poner una multa por eso... y las guardé, agradeciéndole el aviso), y no hay muchas estaciones, a mi entender. Lo único que me gustó fue que te avisan de qué lado se abrirán las puertas... (y ya ves tú, pero me parece un detalle, porque yo siempre estoy muy perdida en ese sentido).
Desde allí cojo el autobús que me trae de vuelta al hotel. Es el autobús que ya mencioné que hay con servicio gratuito para el hotel y la universidad y colegios para sordos. Hoy estaba lleno. Yo me senté en el único asiento libre que quedaba. Y aun así, había un gran silencio. ¡¡Y no porque no había gente hablando!! Ayer hubo una entrega de premios en el salón de actos del hotel. El ponente hablaba en gestos, y se oía la voz de alguien que traducía lo que decía. No al revés. Al final uno se contagia, y acaba actuando igual: al entrar o salir del autobús, no hablo, sino que miro a la persona y le hago señas para que pase delante, o le pregunto si va a salir en esa parada, etc. A lo mejor luego resulta que sí oyen, pero como digo, es el ambiente que contagia.

Día 5
Hoy ha sido el último día que me quedaba por disfrutar entero aquí antes de volver. Mañana regreso por la tarde. Me he pateado kilómetros de esta ciudad. Y he concluido que me encanta Washington. Yo podría vivir aquí. Uno de los guías de hoy decía, de broma, que había dos cosas que Washington tenía más que ninguna otra ciudad: abogados, y árboles. La broma venía con lo primero, lógicamente, pero a mí me ha quedado lo segundo. ¡Qué cierto es! El paisaje que me llevo a casa es: edificios de piedra magníficos, avenidas anchas de hasta cuatro carriles cada sentido, agua del río, piscinas y fuentes, y verde, mucho verde, de zonas amplias de hierba y de árboles en todas las calles. Esta ciudad es preciosa.










He recorrido a pie todo el tramo que hay entre el monumento a Washinton y el Capitolio. Se trata de una zona peatonal, bien amplia, con grandísimos cuadrantes de hierba. Era ya media tarde de un día espléndido. El sol se iba yendo, pero aún calentaba. Y grupos de gente joven llenaban las áreas de hierba jugando con un platillo volador, al béisbol o al kickball, que es una variante del anterior.
Había muchos grupos jugando a lo mismo, y no he podido evitar el preguntar a un chico de por allí qué deporte era ése. Me ha explicado que se llama "kickball", y me han dicho que todos los grupos que había allí formaban parte de una liga. He preguntado si era cosa de la universidad, pero me han dicho que no, que era algo social y lo podía encontrar en Internet, como diciendo: “apúntate”, ya que han notado mi interés. Pero les he dicho que no era de aquí y no podía, pero que les envidiaba y que tenían mucha suerte de estar viviendo allí. Y es que lo pensaba así, tal cual. Ha sido un paseo encantador, con la temperatura que había, las vistas del Capitolio al fondo, gente joven corriendo, pasándolo en grande, otros haciendo footing o sentados en un banco leyendo… Me habría quedado.




Pero eso en realidad ha sido más tarde, hacia el final del día. Antes, he seguido visitando cosas nuevas. He hecho un tour por otra zona de Washington que incluía Georgetown,


y la "catedral", como la llaman ellos.


Esta iglesia es la que utilizan para todos los actos oficiales religiosos. Es la segunda más grande de EE.UU. después de la de NY, y la sexta del mundo. Es de estilo gótico, pero construida en el siglo XX, con lo cual le han incorporado muchos elementos modernos y prácticos. Es chulísima. Es cristiana, pero no la identifican con ninguna variante específica -para que valga para todos.

Por cierto que aquí tuvimos otra guía excelente. Era, igual que en la cárcel de Alcatraz en San Francisco, una señora bastante mayor ya, pero en este caso debía tratarse de un grupo de voluntarias que se ofrecen para hacer las visitas a los turistas. Fue genial.
Vista a lo lejos de la Embajada española.
He visitado algunos monumentos conmemorativos más, como los de Jefferson y Roosevelt. Aquí los llaman “memorials”, y se supone que son lugares para la reflexión.





Al contrario que los "monumentos", como el monolito de Washington (en la foto, al fondo), que son más de "celebración".



No conseguí visitar el monumento por dentro, aunque creo que lo único es la vista de la ciudad desde lo alto. Debe ser muy chula, porque por ley ningún edificio puede ser más alto que esto.
Uno de los días que pasé por allí había un escenario con varias bandas tocando. El ambiente era muy bueno, y aproveché para comer sentada allí en la hierba, escuchándoles.

Otra vista del monumento y el Capitolio.

Esta foto está tomada desde lo alto de la escalinata del edificio del monumento a Lincoln. En el suelo se puede leer el famoso comienzo del discurso que M. Luther King dio desde este mismo lugar: "I have a dream".

El edificio antes mencionado, desde enfrente:

También hoy vi la Casa Blanca desde el otro lado.


Se aprecia mucho mejor. La vista es desde mucho más cerca.


Perspectiva desde el aire:

Y por último también visité otros museos, como el Madame Tussauds, y me codeé con Johnny Depp...

o con el presidente y su mujer.

Por cierto que a éste lo “oí” pasar precisamente en este paseo que decía al principio que di al final de la tarde. En un momento concreto oí un montón de sirenas, y pasó una fila larguísima de coches, la mayoría de policía pero otros negros en el medio, y es que era Obama que volvía a casa… Eran las 7.

Y día 6
Hoy fue un día poco interesante a efectos de esta narración: preparar maleta, salir a ver algo más, poco más, por aprovechar las horas previas al viaje pero mirando el reloj a cada dos por tres, y regreso al hotel a por las maletas, etc.
Éste es el "castillo" central de todos los museos Smithsonian.
Museo Smithsonian del mundo natural:
Monumento a Lincoln, que abolió la esclavitud (con un negro a sus pies) en la plaza que lleva su nombre:

Aproveché para visitar brevemente la exposición que hay en uno de los edificios del campus en donde cuentan la historia de cómo nació la universidad y cuáles fueron los momentos más importantes para ellos. (Ya mostré la foto en la entrada anterior). Muy curioso. Los colegios de primaria y secundaria están en el mismo campus.

El regreso fue bien, gracias a Dios, y llegué a casa cansada pero con la sensación de haber disfrutado de un viaje enriquecedor y que ha valido la pena. Lo recomiendo.

-------------------------------------
Curiosidades:
-"Pack" de hojitas para hacer vudú. Ahí pones el nombre de la persona en la que piensas y lo que deseas que le pase. Lo encontré en una de las tiendas de regalitos y recuerdos que hay a la salida de algún museo. Muy fuerte.

-Vi muchas bicis así, en tandem, pero con el asiento de atrás más bajito, para un niño. Me hizo gracia. Creo que es una idea genial.

-En Union Station podías aprovechar para cargar la batería de cualquier cosa: móviles, ipods, ... de todo. Echas unas moneditas, y conectas tu aparato al cargador que te haga falta según las medidas de tu aparato. Un dólar cada 10 minutos. Creo que es una maravilla, dado que hoy día llevamos tantas cosas que funcionan así y que muchas veces, por quedarnos sin batería, nos ponen en apuros, ¿no?


Fin.