martes, 29 de diciembre de 2009

Navidad, en casa

Hola:
Hoy escribo por deferencia a mis posibles lectores no-ibenses. A los de aquí, ya me tienen cerca estos días, y me escuchan lo que tenga que decir de propia voz. Pero para los que no, pues he pensado mantener la buena costumbre de una entrada semanal contando algo de lo que ha sido mi semana, para que no me echéis de menos. Lo que pasa es que me estoy retrasando mucho, porque se me está yendo la semana, y aunque lo tengo a menudo presente, como no tengo Internet en casa me cuesta encontrar el momento de acabar esto y colgarlo. Voy a hacerlo breve y a ver si lo dejo hecho esta noche.

Como digo, estoy de vuelta en mi tierra. El viaje fue bien, gracias a Dios. Era directo de Boston a Madrid, así que mucho más cómodo. A mi lado, en el avión, un chico francés con el que estuve conversando casi todo el viaje, con lo que se me hizo muy ameno. En este avión apenas había un par o tres de pantallas para cada zona, y pusieron una película en todo el viaje. Recuerdo que en el de ida, con American Airlines, cada pasajero tenía su propia pantalla delante del asiento y tú elegías de entre un montón de películas las que querías ver. Así que en ese aspecto, muy mal Iberia. Y es una pena, porque teniendo vuelos directos desde Boston a una buena hora y bien de precio, me interesa más esta compañía…

El último día de clase antes de venir, en el colegio propusieron que el que quisiera (y como siempre, con un donativo de un dólar) podía ir en pijama. Y fue divertido. Sobre todo por los profesores que lo hicieron: hubo dos chicas que llevaban, además del pijama, un antifaz a conjunto una, y la otra unos rulos en la cabeza. Qué risa. En clase con mis alumnos estuvimos haciendo una postal de Navidad y les hice muchas fotos. Fue un día agradable.

Por cierto que al hacerles las fotos comprendí lo asumido que tienen los negros el hecho de que son oscuros, y por tanto es complicado que salgan bien. Cuando hice una foto a varios de ellos, me pidieron verla, y el que era negro dijo: “Jo, soy tan oscuro que no me veo ni yo!” Luego, sin flash, ya salió mejor. Eso me pasó también una noche con Phil, que intenté hacerle una, y me dijo todo tranquilo: “No va a salir”. Y efectivamente, era todo negro y no se distinguía nada. Me hace gracia ver cómo están ya de mentalizados. Pero vaya, eso nos pasa a todos, porque ser tan blanca como soy yo, también tiene otros inconvenientes… y también los tengo bastante asumidos.

Un par de alumnas me regalaron una postal de felicitación de la Navidad. Eso siempre gusta y se agradece que hayan pensado en una. Y eso que es una clase fatal. A veces me pregunto por qué lo harán: no es posible que me tengan cariño cuando les riño tanto… En fin, algo habrán visto en mí.

Otra cosa es la clase de primero, que les tuve que decir que instauraba la nueva norma de que no me pueden dar ya ningún papelito cuando llegue a clase. Y es que me da pena porque a ellos les hace ilusión eso de regalar dibujos a la profesora, pero parece que lo hacen ya como una competición a ver quién me quiere más o algo así, porque todos los días llego al aula y me entregan aviones y barcos de papel, dibujos, frases tiernas… y me voy cargada con un montón de folios a los que ya no hago ni caso y tiro automáticamente al llegar a mi mesa. Así que ha perdido el sentido: me molesta todo el papel que están tirando, porque además me doy cuenta de que no es una cosa que les nazca espontáneamente, sino que lo hacen ya todos por sistema. Y así pierde la gracia, y no quiero que malgasten el papel de esa manera.

Bueno, y en cuanto a mi estancia en casa, todo bastante bien. Excepto la calefacción en el piso, que no funciona bien, pero menos mal que aguanta bastante bien el calor y entre los ratos que funciona la caldera y los dos radiadores que me llevé estoy pasando los días bien. Pero en verano cuando regrese voy a tener que ponerme a arreglar varias cosas que ya piden cambios. ¡¡Pues sí que dura poco lo nuevo!!

Estoy tratando de recopilar material que me pueda servir para las clases allá, ahora que ya sé lo que hay y cómo funciona todo. Mañana voy a ver si acabo de hacer las compras que me faltan, entre ellas algunos encargos: bandera de España, castañuelas que me pidió una mujer, turrón para todos… También estoy intentando copiarme algún vídeo o cd con canciones infantiles y cosas así. Tengo una lista con todo lo que debo hacer antes de irme, y ya veo que se me están agotando los días y me faltan un montón de cosas. Hoy he aclarado temas de los bancos, he tenido una comida con las amigas, tengo las maletas ya listas…

En fin, intento aprovechar el tiempo lo mejor posible para estar con mi gente y ponerme al día con el resto de asuntos, pero el tiempo pasa volando. El viernes está ya ahí y no estaré de vuelta hasta el verano, excepto por un fin de semana exprés que volveré por la comunión de mi sobrina mayor Cristina. Tendré que pedirme un par de días para que me dé tiempo de ir y volver, pero era preciso. Además, ¡soy su madrina! Qué mayor ya. El tiempo también pasa volando en años, no sólo en los días de vacaciones.

Bueno, queridos lectores: dejando nostalgias aparte, mis mejores deseos para el año nuevo. Espero que tengáis muchos deseos y proyectos para 2010, porque así es como se demuestra que seguís teniendo un espíritu joven y entusiasta. Aunque no se cumplan, o no todos, pero tener la cabeza llena de sueños ya es positivo: hay ilusión.

Hasta pronto.