sábado, 12 de diciembre de 2009

Once días

Once días es lo que me falta para coger un avión directo a España. El 23. Llegaré al día siguiente, sin embargo, el día de Nochebuena a mediodía, si Dios quiere. Aquí se trabaja hasta el 23, día completo, pero yo me voy a tener que saltar la última hora para irme hacia el aeropuerto.

De momento, y mientras tanto, había planeado juntar a los compañeros del departamento y algún que otro conocido más aquí en el piso. Hacía tiempo que había dicho que tenía que hacer una especie de fiesta de bienvenida (en fin, una excusa para hacer algo juntos), pero luego siempre me cuesta un montón encontrar el momento. No sé porqué. El caso es que luego me encanta haber organizado algo en casa, pero me cuesta arrancarme. Bien, por fin fijamos una fecha. Pero la cosa me ha salido fallida. Casi nadie podía venir y lo he tenido que anular. Y es que muchos viven en otros pueblos o tienen familia… Yo lo comprendo. Pero conste que no pongo otra fecha.

Ayer viernes estuve en Boston. Paco, nuestro asesor del Ministerio, nos había convocado a todos los españoles, o más bien debería decir a todas las españolas (que es la verdad, somos más viajeras e intrépidas que los hombres, al menos en este tipo de cosas, y a los hechos me remito), a una reunión para conocernos y de paso conocer el centro de recursos que tenemos del español en un edificio de la Universidad de Massachusetts en Boston.

En principio, he de decir que llegar me costó una buena caminata desde la parada del metro, y ayer fue el día más frío de los que yo he pasado hasta ahora desde que llegué. Bajo cero unos cuantos, no sé cuántos, pero hasta bajo los guantes tenía los dedos que no los sentía. Cuando vaya a casa me voy a traer unas manoplas que me trajo mi padre de Rusia o por ahí, de algún viaje que hizo hace montones de años, que de tan calientes no los he podido usar casi nunca realmente. Ésta es su oportunidad. (Si es que los encuentro…)

A esta reunión vino el Cónsul a vernos, y el hombre se presentó y de alguna manera vino a decirnos que “estamos aquí para lo que necesitéis”. Nos quiso situar un poco en la historia del español en este estado, donde no llegaron los españoles (excepto alguna referencia en algún libro a pie de página donde parece ser que se cuenta que llegaron unos pescadores vascos, pero apenas hay historia de ello), y sin embargo es donde más estudios hay sobre el español, o más bien literatura en español, en las universidades, respecto del resto del país. Ya se sabe que aquí hay muchas universidades, claro. En la ciudad de Boston, me refiero. Y de las mejores.

Nos informó acerca de la presencia española en el estado hoy en día, en cuanto a población registrada (aunque no recuerdo bien la cifra y prefiero no decir nada) y de empresas establecidas. El resto fue divagar sobre cosas que se le venían a la cabeza: no dejéis de viajar a tal sitio, sería interesante que hicierais esto, aquí lo peor es la primavera porque llueve un montón, etc. Al principio, bromeando sobre el tiempo, decía que desde que estaba aquí se daba cuenta de que lo de “Cero grados, ni frío ni calor” no era un chiste, sino una realidad: hace tanto frío en invierno, llegando a -15ºC y por el estilo, que cuando estás a 0º, sientes como que hace un tiempo estupendo: “ni frío, ni calor”.

El caso es que estuvo bien que viniera el hombre y se interesara.

La reunión en sí no fue nada del otro mundo. Había tres auxiliares de conversación casi recién llegadas, que habían tenido problemas con el visado, pero finalmente ya están aquí. Viven con familias. De momento están contentas. Una de ellas trabaja en un colegio donde por lo visto se trabaja con un programa de inmersión en el español 100%. Son todo niños americanos que no hablan ni papa de español, y ya desde Kindergarten todo se les hace en este idioma, de tal manera que se ve que a los pocos meses ya los oyes hablando y defendiéndose en el idioma. ¡Qué fuerte! A raíz de esto comentó el cónsul que aquí, en muchos sitios aquí, se dan más horas de español que en ciertas partes de España. Así de cierto y así de triste.

Aparte de las tres chicas, el cónsul y Paco, había sólo otra chica, que es americana pero da clases de español en uno de los colegios donde está una de las auxiliares de conversación, Noelia, que es la chica que trabaja en el centro de recursos, y yo. O sea, fatal, porque tenían que haber venido más personas, y habría habido más que contar, intercambiar impresiones, etc., pero fue bastante pobre. Paco decía: “Hemos organizado esta reunión para que os conozcáis…” No se le ocurría mucho más que decir. Pues vaya. Menos mal que vino el cónsul y nos contó algo, sino habíamos terminado pronto…

Pero me valió la pena el viaje por dos cosas: del centro de recursos me llevé un montón de DVDs que me vendrán muy bien para mis clases, y puedo ir renovando el préstamo hasta que haga otro viaje a Boston, sin prisas, pero lo ponen bastante fácil para que la gente haga uso de los recursos. También me llevé alguna revista, folletos, etc. Y luego me sirvió para hablar más con Noelia, que ya la conocí en la fiesta de cumpleaños de hace unas semanas, pero aquí hablamos más. La pobre está superdeprimida: el trabajo allí es muy aburrido y en la habitación ésa hace frío. No tiene calefacción. Está de bibliotecaria prácticamente, pero no tiene quién vaya a buscar nada, o casi, así que no habla con nadie. El dinero de la beca que la trajo aquí es insuficiente para vivir bien, y como es tan difícil conocer gente, tampoco tiene nada que hacer los fines de semana. La pobre. Está pensando en volver a casa porque ve que no tiene sentido estar pasándolo tan mal y para nada. Así que voy a ver si quedamos y hacemos más cosas juntas a partir de ahora. También tiene un blog, como yo, así para tener a todos informados a la vez sin tener que ir repitiendo lo mismo a todo el que te envíe un email preguntando cómo te va. Esto de los blogs es un invento. Debemos de ser millones haciendo lo mismo.

No quiero hablaros de las clases esta vez. No ha habido nada extraordinario: días buenos, días malos y días regulares, como siempre. Nada especial.

Bueno, la nota positiva viene a continuación:

El miércoles desperté y al asomarme fuera del dormitorio mis ojos no pudieron perderse la escena: caía la nieve preciosa y abundante. Tengo una ventana grande grande, y ya os comenté que no tengo cortinas, así que se veía genial. Copos pequeños cayendo sin parar ocupando todo lo ancho y alto de la ventana. Una sonrisa asomó a mi rostro. Y enseguida recordé la frase de Elvira cuando me despedí de ella el día anterior: “A lo mejor mañana no hay clase”. - ¡La tele, hay que encender la tele! ¡Canal 4!. Abajo, una fila con nombres de colegios pasando. Espero la “L”. Van por la “S”. Aún falta mucho. La lista es larga, así que por si acaso no sale Lowell voy adelantando para que no se me haga tarde y me voy a prepararme la leche. Y hago bien… No han cerrado el colegio. ¡¡¡Ooooohhh!!! Bueno, no pasa nada. Me siento genial caminando con mis botas para la nieve recién estrenadas. En una bolsa las que luego me pondré cuando llegue al colegio. El paraguas también lo llevo. Ya hay que ir con el lote completo: gorro-guantes-bufanda. Todo está blanco y blandito. Casi nadie por la calle. Todo en silencio. No se oyen ni los coches casi. Se ve que la nieve hace que el ruido del motor sea menor. No sé. Pero me encanta esto. Además casi no me importa que no hayan anulado las clases: muchos niños han faltado. Muchos de los más conflictivos. Las clases se dan de forma mucho más agradable. (¡Cómo se nota cuando los grupos son pequeños! ¿Cómo no se dan cuenta de esto? Claro, habría que pagar a más profesores, pero es que es tanta la diferencia en la calidad de enseñanza cuando el número de alumnos por aula es menor… Bueno, me estoy desviando del tema):

La nieve sigue cayendo varias horas más. Pero al salir por la tarde sólo hay montañas que las máquinas han apelotonado a los lados de la carretera. Ahora es cuando viene lo malo: a la hora de cruzar la calle, has de hacerlo al final de cada manzana. No puedes cruzar a la mitad porque está toda la nieve en un montón a lo largo de la acera, ya se ha hecho dura y puedes resbalar y no conviene. Hay que esperar al final de la calle. Pero allí, igual que en las carreteras y otros puntos necesarios, han limpiado también la nieve para que la gente pueda pasar a pie. Sin embargo, precisamente porque ahí no hay nieve, toda la de los lados que se va deshaciendo, va acumulando el agua y va dejando unos charcos grandísimos. Cuanto más nieva, más grande el charco. Y yo no veo que pueda evitarlo, pero por ahí es por donde hay que pasar… Hoy llevaba unos zapatos más bajos –de nieve, pero bajos. La próxima vez me pondré las botas más altas y asunto arreglado. Después vino la lluvia. Llovió mucho rato. Y cayeron varios relámpagos incluso. Y ahora, un par de días después, lo que hay es bastante hielo, porque de tanto frío se congela todo, y hay que ir con mucho cuidado. Despacio.

Pero vaya, la conclusión es que me encanta la nieve y estoy feliz de tener tanta aquí este año. No pude hacer fotos ese día. Pero ya volverá a nevar.

Con añadidos y modificaciones, pero estos últimos párrafos los escribí el mismo día que nevó. Y es que es cuando está pasando tienes los sentimientos más frescos, y me sentía feliz de verdad de ver la nieve caer. Es precioso el momento de la nevada, aunque eso implique frío y otras complicaciones. Que por cierto voy a tener que comprar alguna vela. El jueves o el viernes, no sé, se fue la luz un rato. Fue poco y no pasó nada, pero verdaderamente todo lo que tengo, todo, va con luz. Lo que me alivia es que vivo en una comunidad y si eso me pasa a mí, les pasa a los otros, y además estando en pleno centro de la ciudad seguro que se puede arreglar antes, pero unas velas, por si las moscas, no me vendrán mal.

Bueno, chicos, me voy a acercar a casa del vecino, que me dijo que había organizado una sesión informativa en su apartamento para ver si recogen dinero para comprar pañales a familias con bajos ingresos. Y como no ha habido fiesta y estoy libre, voy a ver cómo me convencen de que afloje el bolsillo. No será por causas nobles: aquí cada dos por tres están recogiendo dinero para todo tipo de cosas. Me parece muy bien.

Hoy no hay ninguna foto. Sorry!! Pero habréis notado el cambio de diseño, ¿eh? Me apetecía cambiar algo. He de aprender cómo cambiar otras cosas que tengo en mente. A ver si lo consigo.

Un cariñoso saludo a todos mis queridos lectores.

3 comentarios:

  1. Lo mejor de esto es que parece que soy el primero que lee las entradas, no tienen nada de especial pero es como pisar nieve que no ha pisado nadie todavía. Por cierto, la envidia es relativa. Ayer, de repente empezaron a bajar las temperaturas y se nubló todo de golpe, y estas son las previsiones para hoy mañana

    MIN: 4ºC
    MAX: 7ºC diumenge 13 de desembre de 2009


    ESTAT DEL CEL: Ruixats Neu (+800 m) Neu (+600 m) (Minvant)
    VENT: Gregal 3/4 Gregal 3/4 Gregal 2/3





    MIN: 2ºC
    MAX: 4ºC dilluns 14 de desembre de 2009


    ESTAT DEL CEL: Neu (+600 m) Neu (+600 m) Neu (+600 m) (Minvant)
    VENT: Gregal 4/5 Gregal 3/4 Mestral 3/4


    Ahora falta que lo acierten.
    Chiao y ya faltan 11.
    VF

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  2. Hola Vicente:
    Voy a aprovechar este espacio para darte las gracias por tus fieles comentarios a todas mis entradas. Eres un cuñado estupendo. Gracias por leerme y por acompañarme con tus mensajes.
    No me alegro de que tengáis tanto frío ahí también, pero sí de que vayáis a tener nieve. Sería un bonito regalo para el cumpleaños de Sofía.
    Que paséis un buen día. Un beso.

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  3. Voy a ver si ahora llega el mensaje. Ha sido muy apropiado lo del bonito regalo para Sofía, las nieve, porque tanta ha caido que han tenido que suspender la fiesta de cumpleaños. Supongo que se habrá puesto algo triste, pero bueno lo harán mañana y verdaderamente la nevada ha sido preciosa.Estoy contigo en que tienes un encanto de cuñado. Besos.

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