Hola a todos:
Este fin de semana no me puedo quejar, porque he tenido algo todos los días. Y todo muy distinto. Así que a ver si os lo puedo contar sin alargarme demasiado:
El viernes estuve con Mónica en un partido de hockey sobre hielo de la liga universitaria: UMass Lowell (University of Massachusetts) contra Boston University. Ganaron los últimos 3 a 2. Jugaron mejor. Se dieron unos cuantos trompazos, pero no hubo ninguna pelea, y eso que dicen que son bastante comunes… Fuimos con otra amiga suya, Carrie. Lo pasé bien. Es un juego rápido y divertido.
(Los vídeos, al final)
El sábado Bobby, mi vecino, me invitó a su casa. Álex, su mujer, y él, habían invitado a unos cuantos amigos. Éramos doce en total, y me reí un montón porque Bobby puso un juego de la Play Station que se llama Rock Band, y es como un karaoke, pero con canciones de rock, y pueden participar hasta cuatro personas a la vez. Haces como que eres parte de esa banda de rock y puedes tocar la guitarra, el bajo, la batería o cantar. Claro que no hace falta saber tocar ninguno de estos instrumentos, pero sí hace falta tener un poco de práctica. Por ejemplo, para la batería tienes cuatro aros cada uno de un color, y un pedal, y según ves pasar las notas con el color, vas tocando. Es muy divertido. Pero me reí sobre todo porque una de las chicas que había era supergraciosa, y verla y oírla cantar o tocar la batería era para morirse de la risa. Fue lo mejor de la noche. Llevé una tortilla española para que la probaran.
Luego ya pusieron otros juegos (de pegar tiros o de pelearse) y no me molaron tanto. Tuvieron otro público, claro.
Este fin de semana no me puedo quejar, porque he tenido algo todos los días. Y todo muy distinto. Así que a ver si os lo puedo contar sin alargarme demasiado:
El viernes estuve con Mónica en un partido de hockey sobre hielo de la liga universitaria: UMass Lowell (University of Massachusetts) contra Boston University. Ganaron los últimos 3 a 2. Jugaron mejor. Se dieron unos cuantos trompazos, pero no hubo ninguna pelea, y eso que dicen que son bastante comunes… Fuimos con otra amiga suya, Carrie. Lo pasé bien. Es un juego rápido y divertido.
(Los vídeos, al final)
El sábado Bobby, mi vecino, me invitó a su casa. Álex, su mujer, y él, habían invitado a unos cuantos amigos. Éramos doce en total, y me reí un montón porque Bobby puso un juego de la Play Station que se llama Rock Band, y es como un karaoke, pero con canciones de rock, y pueden participar hasta cuatro personas a la vez. Haces como que eres parte de esa banda de rock y puedes tocar la guitarra, el bajo, la batería o cantar. Claro que no hace falta saber tocar ninguno de estos instrumentos, pero sí hace falta tener un poco de práctica. Por ejemplo, para la batería tienes cuatro aros cada uno de un color, y un pedal, y según ves pasar las notas con el color, vas tocando. Es muy divertido. Pero me reí sobre todo porque una de las chicas que había era supergraciosa, y verla y oírla cantar o tocar la batería era para morirse de la risa. Fue lo mejor de la noche. Llevé una tortilla española para que la probaran.
Luego ya pusieron otros juegos (de pegar tiros o de pelearse) y no me molaron tanto. Tuvieron otro público, claro.
Esto son fotos sacadas de internet, para que os hagáis una idea de lo que es:
Un niño con la batería de cara a la pantalla:
La pantalla de la tele con la guía para cada instrumento, y arriba la letra para el que canta:
Dos de los instrumentos. La guitarra no tiene cuerdas, sino que tiene para la mano izquierda los diferentes colores para que coloquen el dedo según el color, y en la mano derecha hay que darle a una palanquita, digamos:
Hoy domingo he estado en Boston en una comida que han organizado los españoles de Iberia. Ya os dije que Iberia-Boston era una forma de estar en contacto todos los españoles que estamos en la zona, y a través de emails se comentan dudas, se da información o se organizan actividades como ésta. La mayoría de las veces no sirve para nada y recibes un montón de emails que se tiran a la basura rápidamente. Pero a veces encuentras cosas de tu interés, como esta comida de hoy. Éramos unos 30. Hemos quedado en Harvard Square a las 12.30. Mónica se ha venido conmigo porque del trabajo ya conoce a algunos españoles. Como hemos llegado con tiempo, hemos aprovechado para pasear por una zona que pertenece a la Universidad de Harvard –dormitorios de estudiantes, biblioteca…
A la hora hemos ido al punto de encuentro, y no había nadie. Hemos esperado un poco más, y ya han ido acudiendo. Así que muy español: hemos estado de plantón media hora mientras el grupo iba aumentando, hasta que han llegado todos y nos hemos decidido a ir hacia el restaurante donde estaba hecha la reserva. Esto en España es muy normal: quedas a las 2 en vez de a las 12.30, pero la gente va llegando poco a poco. Pero el clima es otro. Aquí hacía bastantes bajo cero. En fin, el caso es que las preguntas típicas al irnos presentando eran tres: de qué parte de España eres, qué haces aquí, y desde cuándo estás aquí. Y las respuestas son realmente variadas.
Después de comer el grupo que yo ya conocía de cuando a la fiesta de cumpleaños a la que fui hace tiempo, ha ido a tomarse un café en otro sitio, y Mónica y yo nos hemos unido. Ellos quedan a menudo, pero a mí me viene lejos y no es lo mismo. Además ellos toman decisiones con poca antelación, así que no siempre es fácil unirse a ellos estando en Lowell. Pero no me importa. Aquí tengo mi gente, y estoy bien.
Ha sido muy agradable porque es divertido juntarse con gente que ve las cosas como tú, y reírse de las cosas que a nosotros nos resultan extrañas o particulares, siempre reconforta. Y como Laura y Leticia son profesoras visitantes como yo, y también cuentan las cosas que les pasan en sus clases, pues consuela. Ya se sabe: “Mal de muchos…” Nos hemos reído mucho con las anécdotas de Leticia. Jesús, otro chico del grupo, malagueño, es también muy gracioso. De éstos que son rápidos soltando la frase justa en el momento adecuado. Laura y Leticia se irán las dos a España esta semana que tenemos de vacaciones. Yo prefiero aprovechar para hacer turismo.
Así que me lo he pasado muy bien este fin de semana. Me he reído mucho. Y eso es bueno. Lo malo era acordarse a la vuelta de que mañana ya vuelve a ser lunes. Pero lo bueno es que se espera una buena nevada para el miércoles. Rezaré para que sea tan gorda que tengan que cancelar las clases ese día, o el jueves. Haced fuerza conmigo.
Por cierto que todo esto lo he hecho apenas con un hilo de voz. Cogí un resfriado que me afectó la voz, como nunca antes me había pasado. Desde que estoy aquí cuando me resfrío me quedo sin voz. No sé porqué. El jueves ya la tenía tocada, pero acabé la semana bien. Ya el viernes por la noche la perdí del todo, y a ratos no me salía más que un susurro. Hoy domingo por la noche la tengo afectada, pero al menos ya se me oye. El viernes y el sábado tuve algún momento de apuro porque no me salía la voz al teléfono ¡¡y no me oían!!
De la semana de clases, os contaré nada más que un par de cosas:
1. Seguimos con los dos días de dar matemáticas o inglés en vez de español para ayudar con los exámenes que tendrán los alumnos próximamente. Y con todo esto he aprendido que los americanos hacen las restas y las divisiones de forma distinta. Y las ecuaciones. Al final todos llegamos al mismo punto, pero la forma en que las resuelven no tiene nada que ver. Es curioso. Y cuando se lo dices, a ellos les resulta igualmente extraña y más compleja la forma nuestra. Claro, cada uno se acostumbra a lo suyo. En fin, muy raro, pero seguramente voy a tener que aprender y practicar para esto de los Mcas.
2. El consejero de Educación vino al colegio el martes, y hubo una gran movilización por parte del colegio para recibirle: muchos llevaban la misma camiseta, pegatinas de “Save LCCPS” y cosas así. El gimnasio estaba a rebosar de padres, alumnos y profesores. Esto fue por la noche. Yo sólo estuve un rato, porque me cansé y vi que era para largo, y efectivamente duró un montón. Había una cola larga de gente que quería hablarle, y cogían el micrófono y empezaban a contar por qué creen que el colegio debería seguir abierto. Y así todos, cada uno de forma distinta pero con la misma conclusión. Al final habló este señor, y por lo que parece vino a decir lo mismo que hace mes y medio: no va a recomendar que siga funcionando el colegio a menos que vea cambios sustanciales, entiéndase, que otra empresa se haga cargo del mismo. O sea, que ésa es la única solución: si le hacen caso, eligen qué empresa quieren, que no sea muy radical a la hora de hacer cambios y que mantenga en lo más posible a la plantilla. Si no le hacen caso, votarán el cierre, y ellos (la consejería de Educación) se encargará de buscar la empresa que vaya a continuar con el colegio en marcha, y que será seguramente más radical en el tema de los despidos. Ésa es mi conclusión, siempre simplificando todo para entenderlo más fácilmente, porque claro, no es tan simple. ¿Cómo lo veis? La votación, en cualquier caso, a finales de mes.
Y por último, en capítulo aparte, os confesaré que he metido la pata, pero conste que ha sido por total desconocimiento, y en eso culpo a mi asesor –que sinceramente nadie aquí sabe a qué se dedica pero nos sentimos bastante ignoradas por él y da la impresión de ser bastante inepto (lo siento, pero es así)–. El miércoles acabé mi declaración de la renta aquí. Yo creía que me saldría bastante bien la cosa, pero mi gozo en un pozo: a la empresa que me gestionó todo le tuve que pagar 159 dólares por los servicios, y me van a devolver 99 de los impuestos. Así que al final pagaré 60 dólares yo. Me quedé indignada, pero pensando: “qué se le va a hacer, las cosas aquí son así”.
Pues en la comida de hoy me entero de que por nuestra situación de profesoras visitantes la renta se nos regula a través de un programa por el que te compensan por el primer vuelo que has pagado para llegar, y otros gastos que has tenido que hacer para establecerte. A Leticia el año pasado le devolvieron más de mil dólares.
Ahora voy a intentar que me lo revisen, pero no tengo claro que eso pueda hacerse. De momento me quedo sintiéndome fatal, pero sobre todo pienso que yo no tengo por qué saber estas cosas, y que tengo un asesor técnico precisamente para que me informe de esto y todo lo que se presente. Pero resulta que este hombre sólo se dedica a dar una bienvenida a las auxiliares de conversación, y a mí me conoció de casualidad meses después de haber llegado porque venía a visitar a Elvira y, ya de paso, pues a mí me saluda; y luego le preguntas cualquier cosa y no sabe nada. Patético. Estoy muy enfadada. Ya puedes hablar con gente: los que lo conocen todos dicen: “yo no sé qué hace”.
Corto, que ya me estoy pasando. Nos vemos.
Besos.
Así que me lo he pasado muy bien este fin de semana. Me he reído mucho. Y eso es bueno. Lo malo era acordarse a la vuelta de que mañana ya vuelve a ser lunes. Pero lo bueno es que se espera una buena nevada para el miércoles. Rezaré para que sea tan gorda que tengan que cancelar las clases ese día, o el jueves. Haced fuerza conmigo.
Por cierto que todo esto lo he hecho apenas con un hilo de voz. Cogí un resfriado que me afectó la voz, como nunca antes me había pasado. Desde que estoy aquí cuando me resfrío me quedo sin voz. No sé porqué. El jueves ya la tenía tocada, pero acabé la semana bien. Ya el viernes por la noche la perdí del todo, y a ratos no me salía más que un susurro. Hoy domingo por la noche la tengo afectada, pero al menos ya se me oye. El viernes y el sábado tuve algún momento de apuro porque no me salía la voz al teléfono ¡¡y no me oían!!
De la semana de clases, os contaré nada más que un par de cosas:
1. Seguimos con los dos días de dar matemáticas o inglés en vez de español para ayudar con los exámenes que tendrán los alumnos próximamente. Y con todo esto he aprendido que los americanos hacen las restas y las divisiones de forma distinta. Y las ecuaciones. Al final todos llegamos al mismo punto, pero la forma en que las resuelven no tiene nada que ver. Es curioso. Y cuando se lo dices, a ellos les resulta igualmente extraña y más compleja la forma nuestra. Claro, cada uno se acostumbra a lo suyo. En fin, muy raro, pero seguramente voy a tener que aprender y practicar para esto de los Mcas.
2. El consejero de Educación vino al colegio el martes, y hubo una gran movilización por parte del colegio para recibirle: muchos llevaban la misma camiseta, pegatinas de “Save LCCPS” y cosas así. El gimnasio estaba a rebosar de padres, alumnos y profesores. Esto fue por la noche. Yo sólo estuve un rato, porque me cansé y vi que era para largo, y efectivamente duró un montón. Había una cola larga de gente que quería hablarle, y cogían el micrófono y empezaban a contar por qué creen que el colegio debería seguir abierto. Y así todos, cada uno de forma distinta pero con la misma conclusión. Al final habló este señor, y por lo que parece vino a decir lo mismo que hace mes y medio: no va a recomendar que siga funcionando el colegio a menos que vea cambios sustanciales, entiéndase, que otra empresa se haga cargo del mismo. O sea, que ésa es la única solución: si le hacen caso, eligen qué empresa quieren, que no sea muy radical a la hora de hacer cambios y que mantenga en lo más posible a la plantilla. Si no le hacen caso, votarán el cierre, y ellos (la consejería de Educación) se encargará de buscar la empresa que vaya a continuar con el colegio en marcha, y que será seguramente más radical en el tema de los despidos. Ésa es mi conclusión, siempre simplificando todo para entenderlo más fácilmente, porque claro, no es tan simple. ¿Cómo lo veis? La votación, en cualquier caso, a finales de mes.
Y por último, en capítulo aparte, os confesaré que he metido la pata, pero conste que ha sido por total desconocimiento, y en eso culpo a mi asesor –que sinceramente nadie aquí sabe a qué se dedica pero nos sentimos bastante ignoradas por él y da la impresión de ser bastante inepto (lo siento, pero es así)–. El miércoles acabé mi declaración de la renta aquí. Yo creía que me saldría bastante bien la cosa, pero mi gozo en un pozo: a la empresa que me gestionó todo le tuve que pagar 159 dólares por los servicios, y me van a devolver 99 de los impuestos. Así que al final pagaré 60 dólares yo. Me quedé indignada, pero pensando: “qué se le va a hacer, las cosas aquí son así”.
Pues en la comida de hoy me entero de que por nuestra situación de profesoras visitantes la renta se nos regula a través de un programa por el que te compensan por el primer vuelo que has pagado para llegar, y otros gastos que has tenido que hacer para establecerte. A Leticia el año pasado le devolvieron más de mil dólares.
Ahora voy a intentar que me lo revisen, pero no tengo claro que eso pueda hacerse. De momento me quedo sintiéndome fatal, pero sobre todo pienso que yo no tengo por qué saber estas cosas, y que tengo un asesor técnico precisamente para que me informe de esto y todo lo que se presente. Pero resulta que este hombre sólo se dedica a dar una bienvenida a las auxiliares de conversación, y a mí me conoció de casualidad meses después de haber llegado porque venía a visitar a Elvira y, ya de paso, pues a mí me saluda; y luego le preguntas cualquier cosa y no sabe nada. Patético. Estoy muy enfadada. Ya puedes hablar con gente: los que lo conocen todos dicen: “yo no sé qué hace”.
Corto, que ya me estoy pasando. Nos vemos.
Besos.
Vídeos del partido de hockey:
1. La banda de la universidad animando el partido:
2. En el descanso, unos niños juegan unos minutos.
3. Momentos del juego. Nosotros somos los de azul. Si al darse el trompazo el que caía era nuestro, todos gritaban furiosos. Si era del contrario, aplaudían tan contentos.
4. A la hora de hacer cambios de jugadores, entran y salen sin más.
Ya le estás cogiendo el tranquillo a este de las ees y las uues. Dentro de nada mis hijos están viendo la herencia de la tía de América. En fin, que veo que lo pasas medio bien a pesar de todo.
ResponderEliminarUn saludo de your family
No he entendido el comentario: ¿a qué te refieres con lo de las ees y las uues?
ResponderEliminarY sí, mal no estoy. Hay días de todo...
Hola Amparo,
ResponderEliminarQué raro que no se dieran de tortas los del hockey... Y hablando de nevadas, ¿te acuerdas el año pasado en Pinoso? La gente tenía un miedo terrible a quedarse aislada. Imagínate si estuvieran allí en Massachussets.
Saludos desde Spain :-)