Hoy es domingo. Mi segundo fin de semana aquí en EE.UU., y ya en mi piso, todo casi completo y bien limpio. Parece que lleve más tiempo, aunque cuando pienso en la familia y aún se me hace un nudo en la garganta, me doy cuenta de que no, no han pasado tantos días. Aún es pronto.
Aunque escribo esto hoy, no podré colgarlo en internet hasta mañana desde el colegio -creo que me dejarán (hay páginas que el servidor no abre para que los profesores no se conecten a skype o cosas así desde el trabajo, y no sé si los blogs también estarán vetados!)- y es que voy a tardar un poco en tener conexión a la red en casa. Necesito tener un número de la seguridad social para hacer el contrato, y eso tardará unas dos semanas. Este número es como nuestro DNI. Te lo piden para todo.
Hoy he terminado de limpiar todo el piso. Estoy contenta con él porque he conseguido muchas cosas y lo tengo muy completo por muy poco dinero. He tenido mucha suerte. Además, estoy en el centro del pueblo, en una zona agradable, y tardo 5 minutos en llegar a pie al colegio, y también tengo una iglesia muy muy cerquita.
Ya os enseñaré fotos del piso amueblado, pero antes quiero conseguir algunas cosas que me faltan. Voy haciendo listas. A ver si Georgy me hace el favor de llevarme otra vez a casa de la señora que me prestó los muebles, y cojo una mesa redonda para comer que no me quise traer porque creía que no tendría espacio, pero veo que sí y la necesito. De todas maneras en aquel primer viaje no habría cabido en la furgoneta. Espero que no le importe demasiado. Creo que me podré llevar también un DVD, que espero poder conectar a la tele para ponerme vídeos, pero también para escuchar música, porque me dio un equipo de música estupendo con dos pletinas para cassette, cargador de 5 cds y radio, pero no tengo cassettes, los cds no los lee, y no consigo sintonizar ningún canal de radio… La antena de la tele tampoco coge nada, así que me tengo que conectar al cable, y eso lo haré junto con Internet, así que también estoy sin tele hasta dentro de unas dos semanas.
Con todo lo dicho, de momento estoy cenando en la bancada de la cocina que es muy ancha, sentada en un taburete y con el portátil delante poniéndome vídeos de Friends, que menos mal que lo pensé y me traje varias temporadas grabadas en cd. He calculado que con cuatro temporadas que me he traído, a tres capítulos por día, puedo estar sin tele hasta un mes, o sea que no hay problema.
Tengo una mesa con mis libros y papeles para trabajar. Ya he colocado unas fotos y tengo la tarjeta de felicitación de cumpleaños que me hizo mi sobrina Cristina encima de la mesa. Tengo unos cajones y unas bandejitas para organizar todo mi material. Esta señora me dio además una impresora a color y varios cartuchos de tinta, y de una yard sale de éstas que os comenté me llevé un paquete de papel para imprimir fotos, así que voy a aprovechar mientras dure la tinta y el papel, y me sacaré unas cuantas fotos para acordarme más de mis cosas y mi gente de allá. Estoy contenta con "mi despachito".
El baño está bien, pero los antiguos inquilinos supongo que eran bastante altos, y delante del lavabo hay un armario con un espejo delante bastante alto y cada día me pongo crema y me peino de puntillas, porque sino sólo me veo la parte de arriba de la frente.
En el dormitorio tengo hasta un reloj de éstos que se ve la hora por la noche, pero como la señora (la estoy mencionando mucho, ya veis que me dio de todo) está un poco sorda, el aparato es de éstos que usa como despertador un chisme que pones debajo del colchón y cuando se hace la hora, vibra y así te despiertas. Y los números son gigantescos. Puedes elegir si despertarte con un sonido de despertador normal o con este chisme, así que voy a ver cómo funciona eso porque a lo mejor me mola más que el irritante pi-pi-pi del despertador que siempre me ha molestado mucho. Ya os contaré.
Y en cuanto a la cocina, es lo más completo que tengo, creo, pero como todo, hay de lo que se ha podido conseguir, y con eso nos apañamos. Lo más curioso es el tema de los platos: tengo 2 platos grandes de una clase y 4 medianos de otra, y de un mismo diseño, pero diferente a los anteriores tengo 7 platos grandes, 1 hondo, 2 pequeños, 2 cuencos y aparte un variado de bandejas, cuencos más grandes y tazas con su platito. De todo un poco.
Esta mañana he conseguido quitar las cortinas para lavarlas. Son unos visillos bastante finos, pero no sé si los voy a volver a poner, porque entra mucha más luz en la casa y total enfrente sólo doy a un callejón y veo los ladrillos de la fachada de otra casa…
Las lavadoras y secadoras son comunitarias. Están en el sótano. Bajas con la ropa, la colocas en el tambor, pones las monedas que haga falta y te vuelves a casa hasta que se cumpla el tiempo marcado. Está muy bien.
En fin, lo importante es que ya lo he limpiado todo a fondo, y tengo todas las cosas en su sitio, y un sitio para cada cosa.
Bueno, aparte de eso, he de deciros que este fin de semana he desconectado totalmente de la escuela y me ha venido de maravilla. Hoy voy a ponerme fuerte a preparar las clases de la semana. Pero ayer pasé el día entero fuera. ¡Me fui a pescar! No lo había hecho nunca. Ya veis. Es increíble que haya tenido que venirme tan lejos para hacerlo, pero así es. Lo pasé muy bien. Me fui con Georgy, Sammy (que también trabaja en la escuela) y Edwin (el de casa de Elvira, ¿os acordáis?), y allí estaban el tío de Sammy y un amigo. La mujer y el hijo de Georgy al final se quedaron. Y es que nos pegamos un buen madrugón. Pasaron a por mí casi a las 6 de la mañana. Se supone que los peces pican mejor a esas horas. Nos fuimos a Rhode Island, pasando por Providence, y después a Westport, que está ya en Massachussets. Yo no había cogido nunca ni una caña. Pero fui aprendiendo poco a poco.
La mañana fue fatal. Llegamos a un sitio donde corría mucho viento y tenía mucho frío. Y no picaban los peces, así que nos fuimos a otro lugar al poco rato, y allí pasamos el resto del día. Al principio me lo daban todo hecho y yo sólo aguantaba la caña. No sabía si siquiera me daría cuenta de cuándo picaría un pez. Pero iba dando pasitos, y aprendí a lanzarla yo sola y a manejar el hilo, y hasta me puse yo algún gusano asqueroso de ésos para el anzuelo. Pero pocos, no creáis: sólo por poder decir que lo había hecho, ¿eh? Estuvimos casi todo el día. Creo que nos fuimos a las 5 de la tarde. Pasé la mañana sin que picara nada. Un desastre. Cogía algas, o se me comían el bichito sin enterarme. (Conste que esto también les pasaba a ellos a veces, ¿eh?) Casi iba a dejarlo estar. Pero hete aquí que por la tarde ¡¡pesqué uno!! Fue genial. Adjunto foto que da fe del hecho. Y cogí varios más, pero eran demasiado pequeños y tuvimos que volverlos a echar al agua. También el día fue mejorando, y al poco de pescar mi pez (en la foto con una chaqueta que me prestaron), el sol calentaba más y más fuerte, y acabé en manga corta, y por la noche tenía la cara colorada. Nada grave. Fue divertido porque además, como era la única chica, nueva, novata, y todo, estaban pendientes de que no me faltara nada (pero sin agobiar), y cuando me veían que movía el hilo rápido recogiendo algo del agua todos se giraban a ver: "¡ah!, ¡Amparo ha cogido algo! ¡A ver qué ha cogido!" Una risa.
Por contarlo todo y acabar lo que fue el día de ayer, os diré que por la noche estuve en una fiesta que organizó un nuevo vecino del rellano. Fue curioso. Casi todos los que había eran negros, excepto alguna chica y dos vecinos de otro portal. El piso es más o menos como el mío, aunque con una distribución diferente, pero vaya: salón y cocina todo junto nada más entrar, así que había un montón de gente todos hablando por allí en grupos. Me puse algo de comida y me fui a sentar en el sofá mientras me presentaba a cualquiera que veía e intercambiábamos las típicas frases introductorias y hacíamos breves conversaciones insulsas pero necesarias e inevitables y a la vez de alguna manera agradables. ¿Tienen sentido todos estos adjetivos juntos? En la tele, boxeo. Pantalla gigante. Unos cuantos chicos muy interesados en ello y de cuando en cuando vitoreando alguna acción. Un horror. En una mesa, cuatro o cinco jugando a las cartas. La verdad es que lo cuento y os parecerá raro, pero lo pasé bien mientras estuve allí. La gente es muy simpática, y me gustó haber conocido gente nueva. Además, cuando volví a mi piso, no se oía follón, y tampoco me enteré cuando el resto se fue a casa a pesar de que mi puerta está justo delante del ascensor. Muy correctos todos. Eso está muy bien.
Bueno, se me está haciendo tarde para comer. Os dejo. Hasta la próxima sesión.