Pues sí. He vuelto. Con incidencias que no voy a contar aquí, pero de momento sigo en Lowell y en LCCPS para otro curso por lo menos.
Tengo mucho que contar: quiero poner fotos del viaje que hice en el verano antes de volver a España, y que fue genial -el Gran Cañón, Yellowstone, Los Angeles, Las Vegas...-. Todo se andará.
La entrada de hoy sólo va a ser un saludo para que sepáis que tengo intención de volver a usar este medio para contar a todo el que quiera saber y leer, lo que voy haciendo por aquí. Estoy cansada y estos primeros días tras mi regreso están siendo muy intensos, pero llevo queriendo escribir desde hace días, y por fin me he decidido.
Llegué el lunes pasado después de un viaje agotador. Coger 3 aviones cada vez con las consiguientes horas de espera en aeropuertos entre uno y otro, hacen que uno llegue rendido. Al final son casi 24 horas de viaje desde que salí de casa hasta que entré por la puerta de la "otra" casa. Se dice pronto. Y además llegué sin jamón, ni lomo, ni nada, porque la maleta llegó al día siguiente y eso significa que ha de pasar por la aduana. Esa noche los de aduanas cenarían de lo lindo. Malditos.
En el colegio todo está en marcha: desde el mismo martes bien temprano estamos yendo allí a poner nuestra aula en condiciones y a que nos expliquen cómo van a ser las cosas este curso. Las clases comienzan el martes próximo, día 24. La mayoría ya las tienen listas y preciosas, con carteles y pósters y tarjetitas con los nombres de los niños de cada clase y todo. Yo aún voy por ahí luchando para que me pongan un armario, o que me traigan la bandera de España que sigue en lo que fue el aula de Rafael y mía del año pasado. Y no tenemos panel en el pasillo ni Ana ni yo (se supone que cada uno debe tener uno para exponer ahí los trabajos de los alumnos o cosas así), ni tenemos horario ni sabemos nada de nada de cómo piensan organizar lo de las clases de idiomas este año. Aún hay muchos temas en el aire. Quieren cambiar muchas cosas para que vayan mejor, pero son demasiadas decisiones y poco tiempo y experiencia en este colegio para hacerlas de repente.
Pero bueno, también tengo que decir que estoy ilusionada y feliz por otras cosas, como mi aula: tengo un proyector de transparencias, una tele y un DVD, una pizarra grandísima y magnética, un proyector de ordenador (el cañón), muchos (digo bien: muuuuchos) materiales para los niños (cartulinas, rotuladores, tijeras...), un par de ordenadores con acceso a internet para consulta de los alumnos... Ya veis que en ese sentido esto es una maravilla.
Además, he podido organizar las mesas de los alumnos en forma de U, como a mí me gusta. Y luego tengo otra zona que es para mí, personal: mi mesa con mi ordenador e impresora, mis archivadores y estantes, mi nevera y hasta un microondas para calentarme la comida. El otro día llegué al colegio cargada con un par de bolsas con comida, servilletas, y demás, ¡para que no me faltara de nada en ningún momento!
Tengo a Ana de vecina, lo cual es estupendo porque compartimos de todo y nos damos ideas y nos ayudamos mucho. Rafael, Héctor y las dos de Kmar están al otro lado del colegio, al principio. Nosotras estamos al fondo del todo, a la otra punta. Hay que caminar todo lo largo del colegio cada vez para llegar. Pero mejor, más tranquilas.
La directora me cae bien, y me gusta cómo trabaja, pero hasta que esto no esté lleno de niños y estemos a pleno rendimiento, no podré decir si la cosa funciona o no funciona.
El sábado lo pasé en Boston con un amigo italiano, Piergiorgio. Llegué a tiempo de verlo antes de que regresara a casa, y me alegré mucho. También había por allí una pareja de amigos suyos, y pasamos el día los 4 juntos.
Lo mejor fue la comida: langosta. ¡Es lo típico, y yo aún no la había probado! ¿Se ve lo grande que era?
Fue un día muy agradable que pasamos recorriendo la ciudad entera siguiendo "the freedom trail". La ciudad está marcada, en 2 millas y media, con un sendero con ladrillos rojos, que te va llevando a 16 lugares importantes relacionados con la historia de la Revolución americana.
Se nota que es verano. La ciudad estaba más que nunca preparada para los turistas. Se notaba el cambio: gente vestida de época, ambiente por todas partes, shows y tours de todo tipo...
Y por último, y después de toda la semana sobreviviendo con los restos que dejé al marcharme en junio, el domingo pude hacer la compra y lo dediqué también a limpiar todo el piso.
Y así van pasando los días. Uno parece que enseguida se pone en marcha y se habitúa a su nueva situación sin más. Todo sigue en el sitio en que me lo dejé. Algunos ahora están casados y cuando me fui no lo estaban; otros tienen achaques que antes no; pero, por lo demás, la vida sigue igual. ¿Calor? Sí, igual que allí. Pero tenemos aire acondicionado en el colegio y yo en el piso.
Os dejo. Ya he vuelto a escribir más de lo que quería. Voy a ver qué ceno. Mi propósito este año es hacer mejores menús. El otro día me estrené con unas lentejas que estaban de chuparse los dedos. Pero no siempre tiene uno ganas de meterse en la cocina...
Me alegro de teneros ahí. A todos los que me habéis dicho que me seguís, y que me pedíais que continuara con esto, gracias. Creo que me gusta y aunque estuviera sola lo haría... Me desahoga esto de imaginar que alguien al otro lado me escucha y quiere que le cuente.
Para los que se preocupan: Me va bien. Estoy bien. Claro que os echo de menos y aquí uno tiene días de todo. Pero ya tengo planes para este fin de semana (cena el viernes con españoles y "brunch" el sábado con los amigos de Bobby en una celebración post-boda). Y he decidido que voy a hacer más turismo por Nueva Inglaterra, y ver todos los museos de Lowell. Cada fin de semana, algo nuevo. Así que no os preocupéis por mí. Pero contadme vosotros también vuestras noticias para que sepa que estáis ahí, y que sienta que no me estoy perdiendo nada.
Yo, lo dicho: no sé con qué regularidad, pero seguiré con el blog. "Mi segundo año en Massachusetts". ¡Nos estamos viendo!
Besos.