Queridos lectores del blog (Gracias por estar ahí):
Estoy cansada. Llegué el lunes al trabajo fresca como una rosa después de mi fin de semana emocionante de pesca y demás. Pero la frescura me duró poco. Antes no me pasaba, o al menos no tanto, pero ahora anhelo que lleguen los fines de semana. Y la verdad es que no tengo planes ni nada. A lo mejor me aburro como una ostra. Pero la semana se hace dura.
Tenía una mesa desastrada llena de montones de papeles, porque conforme acababa las clases iba dejando el material, y cogía lo que necesitaba para la siguiente clase. Y así se iba acumulando día tras día. Ya llevo dos días quedándome después de las 4 para ordenar todo y preparar las clases del día siguiente. Me relaja tener los papeles en su sitio y pensar que tengo todo organizado, pero tantas horas me tienen agotada. Os parecerá una tontería, porque sé que las 4 para nosotros es muy pronto, pero estar dando clase y andando de aquí para allá sin parar desde las 7.30, no es tan fácil. ¡Y hay tanto pasillo que recorrer cada vez…! Me voy a comprar un chisme de ésos de contar pasos, a ver cuánto camino cada día. Conforme me vaya organizando me irá mejor. He de aprender a dejarme las clases de toda la semana preparadas, pero no sé aún cómo ni cuándo hacerlo.
He decidido seguir con el horario de comidas español. ¡Qué caray! Tengo la costumbre de cenar tarde, ¿qué le vamos a hacer? Sé que es mejor hacerlo temprano, pero no hay manera; no me acostumbro. Así que por la mañana sólo me entra un vaso de leche. A media mañana ya tengo hambre, claro, pero no tengo suficiente tiempo para comer. Después de tres clases seguidas con las que empiezo a las 9, tengo menos de una hora libre hasta la siguiente, y mientras bajas, subes, preparas el material de la clase de después, haces alguna fotocopia o alguna gestión que tienes pendiente… No puedo comer a gusto. Así que me preparo un sándwich como si fuera el almuerzo, con mi fruta y todo. También tengo en un cajón un bote con un variadillo de frutos secos. Eso me aguanta hasta que acabo las clases a las 3.15, y entonces me bajo otra vez a mi mesa, y ahí es cuando como. Tenemos que estar en el colegio hasta las 4 de todas maneras, así que creo que me irá mejor así.
Hoy cuando he vuelto a casa eran casi las 8, y había gente tomándose algo en mesas en la calle, y las ventanas del pub irlandés que tengo al ladito de mi edificio estaban abiertas y salía la música de uno que tocaba la guitarra y cantaba esa música tan típica irlandesa. Cómo me habría apetecido entrar y quedarme un ratito… Pero sola no me hace gracia, y tampoco me apetece beber nada. Pero el ambiente es siempre tan atractivo y acogedor… Ya encontraré la ocasión. Los domingos por la mañana creo que tienen karaoke, porque éste pasado llegaba a mi ventana música de canciones conocidas interpretadas por voces no muy dotadas.
Hace muy buen tiempo. Y yo vine preparada para el frío. Así que llevo tres semanas con el mismo par de zapatos. Lo malo es que pienso que lo del frío tampoco me va a servir porque cuando por fin llegue será demasiado fuerte y mis botas no serán suficientes. Aquí todos me dicen que necesito unas botas para la nieve. Supongo que las llevaré para ir de casa al colegio, y luego allí me las cambiaré por otras para ir por los pasillos, ¿no? Pues va a ser divertido, ir cada día con los zapatos a cuestas.
En fin, os hablaré de las clases:
Tengo de todo: grupos buenos, malos y regulares. O mejor: dentro de cada grupo hay alumnos buenos, malos y regulares. La que me está resultando más agradable, mira tú por dónde, es la de primer grado (como nuestro 1º de primaria). Los niños tan pequeños son una monada, de verdad. Tienen unas caritas muy dulces, y me los llevaría a casa de tan graciosos. Además son muy cariñosos. Te abrazan y el otro día uno hasta me hizo un dibujo. He encontrado un libro con fichas que pueden ir haciendo según lo que les enseño cada semana, y eso combinado con juegos y cosas así hacen la clase muy llevadera. Además estas clases de los pequeños duran sólo media hora. Los de 5 años son parecidos, pero es más complicado porque aún no saben leer y son más inquietos. Tengo tres o cuatro chicos que siempre están jugando a pelearse y es difícil tenerlos atentos. Y a otro le ha costado acoplarse porque se ve que no está acostumbrado a tratar con muchos niños juntos así, y cuando el grupo se revuelve y sube el volumen en el aula, se agobia y se aparta a una mesita del rincón. Ahora ya hace las fichas, aunque esté solo, pero antes se tenía que quedar la otra maestra porque se ponía a llorar. Otra cosa es lo de atar cordones de los zapatos. He perdido la cuenta.
Necesito buscar canciones para trabajar con ellos. En diciembre cuando vuelva me dedicaré a recopilar cds de mis sobrinos y a buscar material que me pueda valer.
Por el contrario, la clase más complicada está siendo la de 7º, por tema de disciplina, pero también porque hay gente de niveles diferentes y tengo que estar dando dos clases a la vez, y por tanto también preparar doble material. Y claro, no es fácil para mí, pero tampoco para ellos que se aburren porque no les prestas la misma atención ni les das la materia de la misma manera. He conseguido convencer a Rafael y Ana para dividir los grupos por niveles (en realidad ha sido gracias a que los otros tres lo han hecho con 8º y les ha ido bien, y al yo insistir han decidido hacerlo también). Pero aún empezaremos a mitad de la semana siguiente. Se me está haciendo larga la espera.
Así que tengo gente trabajadora de los de bajo nivel, y de los de nivel alto, y gente vaga y maleducada de los dos niveles también. Es genial. El otro día una niña se la pasó gritando "I need to pee!!!!!" ("Necesito mear") toda la hora. Digo "gritando" porque es literal. Yo le dije que iría al baño cuando me demostrara que podía estar trabajando y calladita 5 minutos. Pero no hubo manera. Como yo no quise ceder para evitar que utilizara la misma estrategia en adelante y se diera cuenta de que yo me rendía, tuvimos que estar aguantando así los 45 minutos que duró la clase. Fue fabuloso.
A todo esto el otro día se medio-burlaron de mí porque le pregunté a alguien si es que quería ir a "the toilet". " "The toilet?!" -contestaron-. Nosotros no decimos eso. Decimos: "the bathroom" ". Ah, muy bien, lo que me faltaba: el inglés americano vs el inglés británico. "¿Qué no me has entendido? Pues eso".
Pero si fuera cosa del inglés nada más… Estoy enseñando el español también acoplándolo a la forma hispana de hablar, porque algunos lo son, porque los libros están así, y porque sino se hacen un lío, así que es lo mejor, yo creo. Ejemplos de lo que les enseño:
-Objetos de la clase: el pizarrón, la computadora, las crayolas…
-El verbo jugar: yo juego, tú juegas, él juega, nosotros jugamos, ustedes juegan, ellos juegan.
Y por último, la palabra "so", en conversaciones en español, va que vuela. ("So", en inglés, significa "así que, por eso, por lo tanto"). Verdaderamente, comparando una sílaba a las 4 de "por lo tanto", pues no es lo mismo.
Ejemplo de conversaciones:
-Pero no estaba de acuerdo, so yo le dije…
-El niño vio la ficha rota, so entonces vino y me dijo…
La semana que viene vendrán a hacer una inspección. Así que habrá unas tres personas paseándose por el colegio durante 3 días, observando a todos los profesores dando clase. Otra maravilla de ésas que sólo ocurren de vez en cuando. Estupendisísimo.
Mañana vamos a tener una reunión los del departamento de español con Liz, la directora. Nos ha estado rehuyendo porque sabe lo que tenemos que decirle, pero tienen que hacer algo. Nuestras frases más utilizadas son dos cuando hablamos entre nosotros. La negativa es: "no tengo tiempo"; la positiva: "sobreviviré".
Voy a hacer una lista de todo lo que tengo que decirle a Liz. No sé si servirá de nada, de todos modos… Quiero que contraten a otra persona, y que les quiten las guardias a los demás (yo no tengo, gracias a Dios) para que coincidamos en algún rato libre a lo largo del día y poder organizarnos juntos para coordinarnos mejor y repartirnos el trabajo. Ya hay dos a las que se les ha pasado por la cabeza que quieren irse. Si es ese espíritu el que quieren en el colegio, que sigan así. O calidad o cantidad. Las dos no van. Porque encima como el profesor "extraño" somos nosotros, no nos tratan igual que al maestro que tienen durante todo el día en su aula, y se portan peor. O a veces el maestro no ayuda. Nosotros llegamos e invadimos su espacio. No les gusta que estemos en su aula. ¡Toma, ni a mí! Pero no hay otra. El caso es que no tenemos dónde poner nuestros libros, no tenemos espacio en la pizarra porque no podemos borrar lo que hay escrito, o cosas así.
Yo tengo buena relación con los maestros de mis niños y estoy a gusto.
Acabo el rollo de hoy contándoos que ayer me llevaron de compras (como no hay tiendas en el centro sino que hay que ir a las grandes superficies que están a las afueras y aún no tengo coche, he de esperar a ver quién me hace el favor). Cargué de todo para no tener que volver en el más tiempo posible. El caso es que aproveché y ya me compré un par de plantitas y todo. Esto va tomando forma. El sofá ya tiene una sábana que lo cubre (el color no es lo más acertado, la verdad, pero de lo barato no había mucho donde elegir). Lo bueno es que también me compré una mantita y unos cojines y ya queda mucho más resultón. Ahora ya tengo ganas de encontrar un ratito para sentarme en él. Pero las fotos vendrán cuando me llegue una mesa que espero, y a ver si consigo alguna lámpara más. De momento sólo tengo una que me vale para el salón, la mesita del dormitorio o la mesa donde trabajo. La he dejado fija en ésta última, pero me acuesto a tientas.
Hoy os enseño fotos de la fachada del colegio y la entrada, el aula de Rafael donde yo tengo mis cosas (falta la bandera de España), mi mesa de trabajo (la pantalla me la cambiaron y es mejor de lo que aqui se ve) y mi carrito.
En fin, pese a todo lo que he contado hoy quiero que sepáis que la cosa no va mal. Son anécdotas que cuento, pero todo va bien. Es que por la noche se ve todo más negro, pero no es grave.
Besos.
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